Durante su trabajo en la bodega logró grandes hitos como en la década del ´70 incrementar en 200% sus exportaciones. "En ello incidieron los sucesivos recambios tecnológicos, y el aumento de la capacidad de almacenamiento de vinos finos. Pero el aspecto clave de este decenio fue la reafirmación de tres elementos interdependientes y fundamentales en la vida comercial de la empresa, y que hablan de su constante vocación de excelencia: calidad, marca e imagen", cuentan desde el establecimiento. Trabajó para lograr que sus vinos estuvieran entre los grandes clásicos y los´80 produce la incorporación de la cuarta generación familiar: Carlos Alberto y Eduardo López Laurenz, lo que lleva a la bodega a transitar varias décadas exitosas más.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, jueves 7 de junio de 2018.-
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