martes, 30 de marzo de 2021

Pueblo Encantado, el vino artesanal de Taquimilán. Esta producción es la concreción de un proyecto familiar que Ceferino Liberatori lleva adelante desde el 2006.

 


Nacido y criado en Taquimilán, Ceferino Liberatori aún recuerda como si fuera hoy cuando junto a sus padres emprendía el camino a Chos Malal para vender la producción de la huerta y la granja que proveía el sustento diario.

En esos veinticinco kilómetros que separan ambos poblados había que mojar las ruedas de madera del carro que llevaba la mercancía para que no se separe del aro de metal que la circundaba.

“Yo era muy chico, era acompañante, me acuerdo que veníamos al pueblo con un carrito de rueda de rayos al que había que echarle agua en las ruedas antes de salir porque eran de madera y tenían hierro por fuera, como la madera se resecaba se separaba del hierro, entonces había que mojarlas para que la madera se hinche y se pegue al metal”, dice Ceferino.

El recuerdo es tan vívido que lo cuenta con lujo de detalles: “Eran tres mojadas, la primera antes de salir; luego parábamos en el arroyo Taquimilán, no había ni puente en esa época, se le llamaba badén, era un tendido de piedra laja abajo y por ahí se pasaba; y la última era en el arroyo Truquico y así llegábamos a Chos Malal a hacer el reparto”.

Ese carro venía “cargado con verdura, chicha de manzana, pavos, lechones, en invierno se hacía facturación de chorizos... y con eso nos criaron a todos, era como un ramos generales ambulante”, sostiene orgulloso de su pasado.

“Después escaseó mucho el agua y busqué otro trabajo. Estuve un par de años en la Provincia y después entré como policía, asignado a Chos Malal primero y después a Mariano Moreno, en el 98 volví a Chos Malal y al año siguiente me retiré, tenía 40 años, y regresé a la tierra”, relata Ceferino.

Ese regreso a la tierra fue hace un par de décadas, hasta que en 2006 vio la luz el proyecto vitivinícola familiar. Un proyecto que dio vida al vino artesanal Pueblo Encantado, hecho en Taquimilán, localidad del norte neuquino.

“Tenemos 1 ½ en producción entre viñas, huerta, antes teníamos alfalfa, pero la provisión de agua ha ido decayendo y se hizo difícil producir. Hasta fines de diciembre regamos con el agua del arroyo, ahora hace un par de años que tenemos el servicio del acueducto que hay en Taquimilán, pero también está restringido, y además tenemos una perforación y hacemos riego por goteo”, comenta el productor vitivinícola.

El emprendimiento familiar cuenta en la actualidad con 3.000 plantas para vinificar y 400 plantas de uva de mesa, “una Red Globe muy linda”, dice Ceferino.

Y este año precisamente fue uno de los más fructíferos en materia productiva ya que cosecharon unos 4.500 kilos de uvas para vinificar, de las variedades Malbec y Merlot, con los que esperan obtener unas 4.000 botellas para la venta.

“En Taquimilán el principal riesgo que tenemos con esta plantación son las heladas tardías, sobre todo la que llaman de Todos los Santos, es una helada que se da unos días antes de noviembre o a principios de ese mes”, sostiene el productor.

La producción se vende en la chacra, en Chos Malal, en carnicerías, casas de comida, casas de artesanos. “El año pasado estuvo complicado por la pandemia y la venta estuvo floja, tenemos casi todo el vino del 2019”, dice Ceferino.

El esfuerzo que hace la familia para llegar con sus vinos a la mesa de los consumidores es inmenso, lo que otorga al emprendimiento un reconocimiento extra. “Yo tengo que comprar todos los insumos en Roca, las botellas, las etiquetas, los corchos, las vainas; al vino lo pasamos por barrica, lo sacamos a los dos años de la cosecha, antes no porque nosotros no hacemos filtración de nada, es todo por decantación, es un vino totalmente artesanal, desde el fertilizante que se le pone a la tierra y todo el proceso que sigue hasta llegar al producto final”, indica Liberatori.

“Esto es un emprendimiento familiar, somos seis en total, cuatro chicos y nosotros con mi señora, este año hubo gente que colaboró con la cosecha”, comenta este vecino de Taquimilán.

En la tarea colaboran su esposa Irma; sus hijas Andrea y Yésica; y sus hijos Carlos y Heber. “Mis hijas son maestras y Carlos es ingeniero electromécanico, esta vez se escapó porque la esposa tuvo familia”, cuenta Ceferino mientras celebra su humorada.

El proyecto no estuvo exento de complicaciones, y así las recuerda: “Hace 20 años que estoy de vuelta en la chacra, pero con el viñedo desde el 2006, y en 2010 fue la primera cosecha. Al principio tuvimos daños por animales y por una helada fuerte que nos dejó complicados, las cabras se hacían un festín con la plantación. Ese año de la primer cosecha hubo acá un curso sobre elaboración artesanal, comenzó en 2009 y terminó en 2010 con la cosecha en la chacra, que fue la parte práctica del curso”.

En cuanto a los proyectos, Ceferino fue muy claro al respecto e indicó que “incrementar la producción no está en los planes por una cuestión muy sencilla: el que mucho abarca, poco aprieta...con eso que tenemos y seguir mejorando instalaciones está bien. De este mundo no te llevás nada, y lo mejor que me puede pasar es el encuentro con la gente. Por ahí en el futuro hacer algo de enoturismo y explicarle a quienes nos visiten qué es lo que hacemos. También hay planes para hacer una pequeña bodega de la cual tenemos los cimientos pero ahora está duro para encarar inversiones”.

El nombre del vino.

También hubo tiempo para un poco de historia sobre el nombre del vino, Pueblo Encantado.

Dice Ceferino: “Al nombre del vino lo asociamos a la visión que aparece acá en Taquimilán, yo lo he visto en cuatro o cinco oportunidades. En la mañana temprano o por la tarde cuando está entrando el sol se suele ver, es algo muy lindo, es un espejismo pero hay que verlo para poderlo explicar... se da con determinadas condiciones de clima, sol y temperatura, es como que las plantas al pie del cerro se estiran, como lo que se ve en el asfalto, nada más que acá los montes le aportan eso que parecen taperas, como un pueblo abandonado. Fue fácil elegir el nombre, pero a pesar de que esa imagen se ve desde hace varios años nadie lo había difundido en ningún producto, me pareció lindo el nombre porque eso es algo bien nuestro”.

PUBLICADO EN DIARIO "RÍO NEGRO", 29 DE MARZO DEL 2021.

IMÁGENES: DIARIO "RÍO NEGRO".

https://www.rionegro.com.ar/pueblo-encantado-el-vino-artesanal-de-taquimilan-1747404/

lunes, 29 de marzo de 2021

"MadreHija": un tinto artesanal de elaboración comunitaria en San Patricio del Chañar. La idea es revalorizar las prácticas ancestrales, el amor a la tierra y el cuidado de los vínculos primarios.


"MadreHija": un tinto artesanal de elaboración comunitaria en San Patricio del Chañar.

La idea es revalorizar las prácticas ancestrales, el amor a la tierra y el cuidado de los vínculos primarios. Romina y Rosa Narmona son parte de ese proceso ya hace 4 años.

Por Victoria Rodríguez Rey (@victoriarodriguezrey)

La construcción del gusto es parte de un sistema de creencias y decisiones. Dicho sistema se ve condicionado por una estructura social integrada por un contexto histórico – político, accesibilidad o no a determinados recursos alimentarios, una perspectiva de género, un paisaje cultural determinado. Estos elementos van conformando una jerarquía de alimentos diarios o eventuales que se imponen o deben descartarse sin lugar a discusión. ¿Qué grado de libertad de elección hay en lo que consumimos?

El alimento es un elemento situado, responde a un tiempo, a un espacio y a una cultura. Se trata de un sistema potente, que se va modificando con los dinámicos ritmos de las trasformaciones culturales. En la compleja fórmula de valores que va a definir un gusto por tales o cuales alimentos, el contexto social tiene mucho que ver. El actual sistema alimentario ha considerado que las carnes blancas, los dulces, los vinos blancos, las cervezas ligeras parecen ser elecciones de las mujeres, pero ¿quién define qué cosa? Claro está que nos encontramos buceando en una sociedad con fuerte herencia patriarcal. En estas decisiones arbitrarias que responden a un modelo heteronormativo de consumo, se van imponiendo gustos a paladares obedientes, dejando de lado la experimentación de otros sabores.

Romina Narmona es elaboradora de vinos y prefiere el Cabernet Sauvignon. Junto a su mamá Rosa Narmona, comparte el proceso de elaboración hace cuatro años. Cargan con la experiencia familiar de sus abuelos bodegueros en la provincia de La Rioja. Gracias a sus inquietudes, al armonioso lazo entre madre e hija, y a la formación técnica lograron desempolvar recuerdos del saber hacer familiar.

"Empezamos con un curso de cata de vino en Neuquén. Mi mamá se entera de este curso, me invita a acompañarla y asistimos. Allí conocemos a quienes después serían nuestros compañeros de trabajo". Así comienza Romina a contar cómo fue el incipiente vínculo con el universo vitivinícola que hoy va definiendo su formación profesional y proyección productiva y familiar.

El paso siguiente fue acercarse al Centro de Formación Profesional Agropecuario N° 2 de San Patricio del Chañar. En el “Puesto” se encuentran con una formación de “Elaborador de bebidas fermentadas”. Se trata de una capacitación anual, en función a la estacionalidad del cultivo y las tareas propias de elaboración del producto. Pero, además, se encuentran y descubren la magia del saber hacer colectivo. Todo sucede en la bodega comunitaria de dicha institución, que es parte del proyecto educativo y cuenta con habilitación comercial y bromatológica a nivel provincial por el Instituto Nacional del Vino (INV).

Romina y Rosa, son parte de ese colectivo de personas que experimentan, estudian y acompañan todo el proceso de elaboración. Y así fue que le dieron identidad a su vino, “MadreHija”. Una síntesis de un vino tinto artesanal, elaborado comunitariamente, que revaloriza las prácticas ancestrales, el amor a la tierra y al cuidado de los vínculos primarios. “El vino está asociado a lo masculino, el espacio de la bodega tiene esa misma asociación. Hace muy pocos años que se ve la incorporación de las mujeres en la vitivinicultura. Mi mamá ya lo veía en su familia. Siempre el trabajo de campo, el trabajo que lleva una viña está asociado a lo masculino. No me molesta, y sí me genera mucha satisfacción, que desde hace un tiempo hasta esta parte se empiece a cambiar y se empiece a valorar lo que el género femenino tiene para aportar, que es mucho. Está buenísimo como se está metiendo el género en todo el proceso productivo. Que el vino es de los hombres, es una idea instalada que se está quebrando de a poco y me parece genial", sostiene Romina.

El vino despierta efectos complejos, estimula cada uno de nuestros sentidos. MadreHija tiene un gusto fuertemente teñido de afectividad. El sueño de una bodega en La Rioja, reformuló las vidas de Romina y Rosa. Imaginarse trabajando juntas en la finca es parte de las transformaciones generacionales propias de las comunidades. Como sucede con el gusto. ¡Salú! Por más Rominas y Rosas que sigan modificando las génesis del gusto hacia paladares menos obedientes y más atrevidos.

Más información:
https://www.puestochaniar.com

Publicado en Diario "Río Negro", 26/03/2021.

https://www.rionegro.com.ar/madrehija-un-tinto-artesanal-de-elaboracion-comunitaria-en-san-patricio-del-chanar-1744406/

sábado, 27 de marzo de 2021

El INV inició el proceso para crear la IG de Victoria, Entre Ríos: cómo es este terroir. A partir del pedido impulsado por Bodega BordeRío, el Instituto Nacional de Vitivinicultura comenzó con el procedimiento legal para otorgar el estatus de Indicación Geográfica a esta región.

 

La diversificación de la vitivinicultura argentina podría dar un paso más con el reconocimiento de una nueva IG en el país. El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) presentó el pasado viernes el aviso legal en el Boletín Oficial, iniciando así el proceso para reconocer a Victoria, Entre Ríos, como una nueva Indicación Geográfica.

Por pedido de Bodega BordeRío, se solicitó el “reconocimiento, protección, registro y derecho a uso de una Indicación Geográfica de la República Argentina, conforme a los términos de la Ley N° 25.163”.

El área geográfica abarca por completo al departamento de Victoria de acuerdo y los límites considerados son “al oeste, con el Departamento Diamante; al norte, con el Departamento Nogoyá; al sur, con la provincia de Santa Fe; y al este, con el Departamento Gualeguay”.

Siguiendo el marco de la Ley N° 25.163, “toda persona física o jurídica que justifique un interés legítimo, que estimara que alguno de los requisitos establecidos no han sido debidamente cumplidos, podrá formular oposición a su registro, por escrito fundado”, dentro de un plazo de 30 días que rige desde el pasado 19 de marzo.

Luego de esa fecha, la IG de Victoria podría convertirse en la primera de la provincia de Entre Ríos y aunque hablemos de una nueva zona, la tradición vitivinícola en la región es bien antigua, aunque por un tiempo fue interrumpida y ahora está recobrando fuerzas con una nueva impronta.

La historia de vitivinicultura en Victoria.

Para poder comprender la tradición vitivinícola de Victoria primero tenemos que hacer un breve repaso por la historia. Y hablamos de tradición porque hace menos de 100 años, la provincia de Entre Ríos era la cuarta productora de vino a nivel nacional. Muchos se preguntarán qué pasó en el medio y cómo llegó a desaparecer todo rastro vitícola en todo el territorio mesopotámico hasta este resurgir

La respuesta está en la Década Infame y una decisión presidencial que benefició a Mendoza y San Juan a posicionarse como las más influyentes en la industria del vino en Argentina, pero entorpeció el desarrollo de otras regiones.

En el año 1934, el entonces presidente Agustín P. Justo dictó la Ley 12.137. En ella se prohibió toda actividad vitivinícola en el país, salvo en la región de Cuyo. Así, algunos terroir como los de Entre Ríos quedaron reducidos a cenizas, ya que muchos viñedos fueron quemados y otros arrancados, mientras que los tanques de las bodegas que allí funcionaban fueron destruidos y su contenido dilapidado.

A partir de los ’90 esta normativa fue revocada y así volvieron a aparecer “nuevas regiones vitivinícolas”, aunque en realidad no era más que el resurgir de una tradición que había sido extinguida por la fuerza de la ley.

La identidad de Victoria.

El reconocimiento de Victoria como una nueva IG se explica en el espíritu de la zona de retomar la vitivinicultura. Además de BordeRío, la bodega impulsora de la iniciativa, en ese departamento se desarrollan alrededor de siete proyectos que por ahora son pequeños y considerados artesanales.

“Se trata de una zona que también se está definiendo vitivinícolamente. Esto es un trabajo conjunto de varias bodegas, pero nosotros tomamos un poco la responsabilidad de ser los que marcan la tendencia por ser la bodega más grande de la zona”, comentó en diálogo con Los Andes Mariela Ardito, enóloga de Bodega BordeRío.

Aunque ella es de Mendoza, la también ingeniera agrónoma se ha ocupado desde el comienzo del proyecto. Y si bien aún se encuentran en un periodo en el que van probando distintas variedades al suelo que tienen a orillas del río Paraná, hay algo que tienen claro y es que quieren tener su propia identidad, despegándose de lo que sucede en la misma provincia a orillas del río Uruguay. “Entre Ríos es una provincia muy diversa de un lado y del otro de los ríos. Si nos vamos al otro extremo, ahí se dan muy variedades como el Tannat o el Syrah y hay algunas bodegas importantes. Pero es otra cosa por el tipo de suelo y es muy parecido al estilo uruguayo de vinos. Nosotros siempre quisimos despegarnos de ese concepto”, consideró Ardito.

La bodega en la que trabaja la enóloga mendocina funciona desde el 2015. “Arrancamos con 1.000 botellas con una uva que compramos a un productor de Victoria y en estos años hemos crecido en volumen y elaboramos con nuestras propias uvas. Tiene una capacidad de 80.000 litros en tanques de acero inoxidable y cuatro huevos de concreto”, sostuvo.

BordeRío nació de la mano del matrimonio de Guillermo y Verónica, dos rosarinos amantes del vino que encontraron a 70 kilómetros de su ciudad, en Victoria, un paisaje que les recordó sus viajes por la Toscana italiana y otras regiones vitivinícolas de Europa y el mundo. Así, comenzaron las investigaciones y se encontraron con toda la historia vitícola del lugar, lo que los animó a iniciar el proyecto.

“Lo primero que se hizo fue una plantación con un mix de variedades. Algunas se dieron mejor y otras peor, el gran desafío fue entender las plantas. Una de las ideas que había era que no había que regar, pero nos dimos cuenta que sí hacía falta porque justamente llovía cuando no lo necesitaba. También se puso malla antigranizo, un poco por la probabilidad de piedra y otro porque hay mucha diversidad de pájaros en la zona y eso ayuda a proteger los racimos. El manejo es muy similar al que se hace en Mendoza”, detalló la profesional que trabaja con ellos.

BordeRío ha elaborado Malbec, Syrah y Merlot, y según Mariela “la expresión es distinta” a la que podemos encontrar en el oeste, “pero es muy difícil compararlos con los vinos de Mendoza porque en Victoria hay una cuestión de inconstancia con la amplitud térmica, que no siempre se da. Hay veranos con noches muy cálidas y otros con noches frescas como ha sido este”.

Para esta añada, decidieron apostar dos variedades italianas: lanzelotta y sangiovese. “Si bien nuestro Malbec está bueno y sale bastante bien, por ahí te diría que la característica de estos vinos es el calcáreo. Es una apreciación mía y nos gustaría más adelante poder hacer estudios de suelos que nos ayude a determinar mejor la composición”, explicó la enóloga.

“Lo bueno de los vinos es que no son vinos amargos, como sospechábamos por lo que habíamos probado de algunos productores. De todos los descriptores que tiene una variedad -los que yo llamo dulces, pero que en realidad no son dulces porque tengan azúcar sino porque son florales, avainillados o ahumados-, todos aparecen. Son vinos que quedan muy prolijos y que van muy bien con la madera, porque los complementa y le termina de dar la definición”, completó.

Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, martes 23 de marzo del 2021.

Destacado amarillo de la misma publicación.

https://www.losandes.com.ar/guarda14/el-inv-inicio-el-proceso-para-crear-la-ig-de-victoria-entre-rios-como-es-este-terroir/

viernes, 26 de marzo de 2021

La Academia Argentina de la Vid y del Vino reconoce el trabajo del ingeniero Ángel Gargiulo.

La Academia Argentina de la Vid y del Vino reconoce el trabajo del ingeniero Ángel Gargiulo.

La institución decidió brindarle un homenaje al especialista en agronomía, considerado uno de los mejores genetistas que dio la viticultura argentina.

El pasado 16 de marzo falleció el ingeniero agrónomo Angel Gargiulo, uno de los genetistas más destacados de la vitivinicultura argentina, por el manejo genético en el la cruzamiento de variedades de uvas, haciendo trascender a la Argentina en esta disciplina.

En un homenaje y reconocimiento, desde la Academia Argentina de la Vid y del Vino, Carlos Catania, vicepresidente Sección Viticultura, escribió unas palabras dedicadas al genetista que se desempeñó en la Estación Experimental Agropecuaria Rama Caída del INTA en San Rafael y fue el responsable de la creación de nuevas variedades de vid cuyas cualidades son reconocidas a nivel mundial.

A continuación el texto completo:

“En nombre de la Academia Argentina de la Vid y del Vino escribo esta nota de despedida del Ingeniero Agrónomo Angel Gargiulo (Angelino), con quien tuve el honor de participar en sus trabajos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y del cual siempre mantuve una gran admiración.

Angel Gargiulo fue uno de los más prolíficos genetistas que ha dado nuestro país, y sus investigaciones, realizadas en la Estación Experimental Agropecuaria Rama Caída del INTA en San Rafael, lo llevaron a la creación de nuevas variedades de vid cuyas cualidades son reconocidas a nivel mundial.

Desde pequeño estuvo ligado a la vitivinicultura al lado de su padre, reconocido enólogo que trabajaba en la recordada Bodega Arizu de Villa Atuel. Siempre con la vid como objetivo, entró a la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Cuyo en el año 1952, y como alumno comenzó a trabajar, con el aporte que le brindaba Bodegas y Viñedos Arizu, en un tema que lo apasionaba: el mejoramiento genético de la vid.

Ya recibido, ingresó al INTA, donde con el tiempo fue Director del la Estación Experimental de San Rafael, lugar donde profundizó sus estudios, siguiendo la línea de investigación del doctor Harold Olmo reconocido genetista que trabajaba en la Universidad de California, Davis, USA y que había creado numerosas variedades, de las cuales una de las más populares fue la “Rubí Cabernet”.

A lo largo de décadas de trabajo (1960-1970) Angel Gargiulo mediante cruzamientos entre diferentes variedades creó numerosas nuevas variedades, para vinificar, para consumo en fresco y para pasas, siempre buscando que se adaptaran a la región cuyana. Un grande de nuestra viticultura que dejó un gran legado de cerca de 20 variedades, muchas de ellas de amplia difusión el día de hoy, que pueden hallarse en Argentina, Chile, Estados Unidos e Italia, y de las cuales recordamos las más difundidas.

Muchos de sus logros fueron cruzamientos, que incluían a Gibi un cepaje muy productivo, de racimos grandes con flores fisiológicamente femeninas, y Sultanina una uva apirénica (sin semilla) ambas de origen español.

Dentro del rango de uvas para vinificar son muy reconocidas las variedades Caberinta, que une los caracteres del Rubi Cabernet con una mayor producción producto de su unión con la variedad Gibi. También Rieslina, una uva blanca y productiva con la impronta sensorial del Riesling y donde participa Gibi y Sultanina.

Para la obtención de uvas para consumo en fresco utilizó mucho en sus cruzamientos la uva Moscatel rosada, una uva criolla de nuestra región, que dio origen a variedades como Patricia, una uva blanca de amplia difusión, sin semilla, productiva, de racimo grande y con los agradables aromas terpénicos de su progenitor, Aconcagua, de racimo gigante con más de 240 has cultivadas en nuestro país, Carina, de baya amarilla dorada y con gusto a damasco y Argentina, de textura crocante.

Pero muchas otras uvas para consumo en fresco podemos encontrar en los viñedos producto de la labor de Angel Gargiulo, como son Aurora, Alba, Emperatriz, Malvinas, Patagonia, Perlón y Serna; y nos sorprenderemos al degustarlas, cada una con un sabor distintivo, una verdadera paleta gustativa de origen vernáculo.

Dentro del rango de las uvas para pasa citamos la popular Moscatuel, una uva levemente rosada, apirénica y con gusto amoscatelado muy utilizada para pasas de uva, pero también apta para el consumo, Pasiga una uva negra muy gustosa, producto del cruzamiento de Alfonso Lavallée y Sultanina, y la renombrada Arizul, un cruzamiento entre GIbi y Sultanina con bayas de color amarillo, tal vez la variedad más difundida, con más de mil has implantadas en nuestro país.

La necesidad de comprobar rápidamente el comportamiento de cada una de sus variedades, lo llevó a una nueva y distinta creación: el injerto en “T” leñoso. Basado en el método de Snyder y Harmon creó un injerto fácil de ejecutar y de gran prendimiento, que se efectúa sobre madera de dos o más años generalmente sobre el tronco, asegurando así un rápido resultado. Tipo de injerto que actualmente goza de gran popularidad.

Creativo genetista, viticultor apasionado, Director dedicado, todo un sorprendente legado de Angel Gargiulo a nuestra industria vitivinícola, al cual la Academia Argentina de la Vid y del Vino rinde homenaje al momento de su partida”.

Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, jueves 25 de marzo del 2021.

https://www.losandes.com.ar/fincas/la-academia-argentina-de-la-vid-y-del-vino-reconoce-el-trabajo-del-ingeniero-angel-gargiulo/

martes, 16 de marzo de 2021

La mayor exportadora de vinos del país compró una bodega en Neuquén. El grupo Peñaflor adquirió la bodega de Rubén Patritti, exdirectivo de Repsol, que produce 1,5 millones de litros. El objetivo es aprovechar la marca Patagonia y ganar mercado de Pinot Noir en el mundo.

La mayor exportadora de vinos del país compró una bodega en Neuquén.

El grupo Peñaflor adquirió la bodega de Rubén Patritti, exdirectivo de Repsol, que produce 1,5 millones de litros. El objetivo es aprovechar la marca Patagonia y ganar mercado de Pinot Noir en el mundo.


El mayor exportador de vinos del país desembarca en Neuquén. Se trata del grupo Peñaflor que compró una de las bodegas de la provincia en una apuesta por ampliar su cobertura territorial con el foco en la exportación. Se trata de la bodega Patritti, de Rubén Patritti quien hasta 2004 fue el director de Exploración y Explotación para América Latina de Repsol .

El grupo confirmó la adquisición a Río Negro e indicó que, más allá de la productividad, “los vinos de la Patagonia tienen características que no se consiguen en otras zonas del país tanto por nombre como por las variedades”.

Explicó que la Patagonia es sinónimo de Pinot Noir y Merlot que se da de una manera distinta a los otros lugares y “el nombre Patagonia tiene una competencia global que no es poca cosa”. Argentina es conocida en el mundo por pocas cosas -añadió- y el concepto Patagonia “conecta a cualquier persona del mundo con la Argentina y eso tiene potencial futuro para nuestra industria”.

Hasta la semana pasada, Peñaflor no tenía producción en el Alto Valle y ahora con esa adquisición “por primera vez en cien años, va a tener una pata en esta zona, emblemática en la historia de la vitivinicultura argentina”.

Peñaflor tiene bodegas grandes como Trapiche y también pequeñas como Mascota Vineyards, boutique. En Mar del Plata se cuenta con la bodega Trapiche Costa y Pampa que elabora 50 mil litros por año y los activos industriales de lo que era Patritri son de 1,5 millón de litros, es decir que Mar del Plata es mucho más chica.

En comparación con San Juan o Mendoza, las bodegas en la zona no son grandes y la superficie implantada también es menor. La fuente de Peñaflor dijo que aún es apresurado establecer si va a seguir con la marca Patritti.

La variedad Pinot Noir es un de las más demandadas en el mundo y Peñaflor, la mayor exportadora de vinos del país, sólo tenía bodegas en els ur de Mendoza y ahora en la Patagonia.

Neuquén figura en el sexto lugar en cantidad de hectáreas de uva después de Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja y Catamarca.

¿Cuánto costó?

¿Cuánto destinó el Estado neuquino a la consolidación del polo vitivinícola de El Chañar y Añelo? La respuesta es difícil de responder porque comenzó con créditos de promoción cuando el dólar y el peso costaban lo mismo.

En 1999 se plantaron los primeros viñedos del pionero, Julio Viola, quien tenía una empresa La Inversora en Cipolletti, al que le siguieron la familia Focaccia, Schroeder y Grittini.

Los créditos fueron accionados por el Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, IADEP, que, en su momento absorbió la cartera “sucia” del Banco Provincia de Neuquén y evitó que la entidad financiera fuera objeto de presiones por parte del Banco Central que, como ocurrió en otras provincias, obligó a privatizar la herramienta financiera.

Publicado en Diario "Río Negro", 16 de marzo del 2021.

https://www.rionegro.com.ar/la-mayor-exportadora-de-vinos-del-pais-compro-una-bodega-en-neuquen-1728702/

Duelo de tintos, hasta $500: 5 clásicos vs. 5 modernos. Desde los 90 comenzó un cambio en el consumidor y las ofertas de las bodegas. En 2000, fue más notorio. En la mesa, el debate de cuál es el más rico.

 


Hay vinos cuya vigencia se mide en décadas. A esos les llamamos clásicos. Y hay otros vinos, más nuevos, que se postulan para llegar a ser clásicos aunque les falta el recorrido de los años, la aprobación de los consumidores y el carácter gustativo para enamorar a varias generaciones.

Entre los clásicos, las bodegas del siglo XX alumbraron algunas botellas perennes. Un poco por estilo, otro poco porque supieron llegar a las mesas de los consumidores y otro poco por azar o mera vigencia, en el mercado hay marcas que se vende como pan caliente y que llevan siete, ocho décadas de vigencia. A ellas se oponen los nuevos postulantes. Ofrece un estilo diferente. Moderno podríamos decir. Pero la prueba recién comienza.

Los clásicos.

Son marcas que, con los años, llegaron a ser patentes de estilo. Mientras que el mercado se corre e inunda la góndola con propuestas de todo tipo, esos vinos siguen fieles a su raíz, no importa desde dónde sople el viento. Estos tintos –todos de corte– pasan de padres a hijos como herencias cargadas de simbología. Son:

Don Valentín Lacrado. Nació como ícono de la casa en el año 1965 y, desde entonces, forma paladares. Su gran virtud está en la combinación de aroma ligeramente frutal y boca de cuerpo delgado y acidez elevada. Una interpretación gastronómica del vino de mesa que va de asados a pastas.

Norton Clásico 1895. Con una reciente lavada de cara, Norton relanzó uno de los tintos más vigentes de la historia. Desde bodegones a quinchos, desde parrillas a comedores de paso, es una apuesta de suave perfume frutal, paladar con un grip ligero, todo anclado en una acidez media.

Rincón Famoso 2016. Cuando una etiqueta lleva casi nueve décadas rotando en la mesa de los argentinos habla por sí sola. Eso es lo que sucede con Rincón Famoso –lanzada en 1938– que, desde 2016, ajustó un poquito su estilo sin dejar de ser un tinto de estilo López: caoba en color, aromas de crianza y evolución, paladar de frescura media.

Marcus Merlot 2019. Lograr un estilo es todo un desafío. Eso es lo que ofrece Marcus Merlot, que abreva de los tintos de la casa con una pequeña crianza en los toneles de la casa. El resultado es un tinto honesto, con cierto carácter frutal y una boca de elevada frescura y tanicidad moderada. Asadero, que se dice.

San Felipe Cepa Tradicional 2016. Secreto a voces entre conocedores, el Cepas de La Rural, como se lo conoce, ofrece un eslabón perdido entre los nuevos tintos y los clásicos: violáceo, ligeramente frutal, propone un paladar jugoso y con cierto grip. La etiqueta está aggiornada, pero sigue siendo un clásico.

Los modernos

A contar de la década de 2000 empezó a campear en los tintos cotidianos un perfil diferente. Varietales con fruta fresca a madura, cuerpo y frescura moderada, ganó aceptación entre los paladares formados en el mundo de las gaseosas que buscaban intensidad. Entre ellos, estos son los que se ganaron un lugar.

Portillo Malbec 2020. Con uvas del valle de Uco, el destacado de la línea es el Malbec, con una aromática bien fruta, paladar jugoso y de taninos moderados a activos. Tiene dos décadas de vigencia.

Emilia Malbec 2020. Elaborado por Nieto Senetiner, este Malbec apunta a un perfil frutal elevado, con boca jugosa y de frescura media. Los taninos activos le dan relieve.

Elementos Malbec 2020. Lanzado por Bodega El Esteco en 2004, esta línea de varietales ha ido cambiando de foco y estilo hasta encontrar su punto actual: un tinto frutal, de perfil moderado y con paso amplio.

Las Perdices Malbec 2020. La bodega está a punto de cumplir dos décadas y su marca icónica se vende en toda la Argentina. El estilo es de fruta directa, paladar de frescura media y taninos suaves. Jugoso.

Santa Julia Malbec 2020. Lanzada a mediados de la década 1990, Santa Julia es una marca de Familia Zuccardi que tiene vigencia y presencia en toda la argentina. El estilo se ha ido ajustando y hoy ofrece un tinto jovial, de perfume frutal y frescura jugosa.

Cambio de consumo.

Hacia la década de 1990 comenzó un cambio de gusto en el consumidor y en la oferta de las bodegas. Los tintos clásicos, moderados en su sabor, quedaron detrás de los varietales que ganaron la escena y atomizaron el mercado en materia de gustos.

Publicado en la Mañana de Neuquén, 14 de marzo del 2021.

https://www.lmneuquen.com/duelo-tintos-500-5-clasicos-vs-5-modernos-n780248

domingo, 14 de marzo de 2021

CHACRA MOSCHINI - Km. 1.120 de Ing. Huergo.

CHACRA MOSCHINI - Km. 1.120 de Ing. Huergo.
Establecimiento familiar de elaboración de vinos artesanales. Hace dos décadas la familia Moschini plantó distintas variedades de cepas de vinos para darle nacimiento al emprendimiento propio, el cual consiste en la producción vitivinícola pero también en la organización de eventos como la "Fiesta del Vino Patero" todos los meses de abril en la localidad del Alto Valle Este de Ing. HUergo.
Elaboran vinos artesanales provenientes de variedades Malbec, Merlot, Sauvignon Blanc, Cabernet Franc, Moscatel y  un Malbec Rosé.

En total son 15 mil litros, por año, resultados de entre 20 y 22 mil kilos de uvas.
El nombre seleccionado para el producto final fue de este vino se debe a que la localidad de Ing. Huergo a Buenos Aires son unos 1.120 pero teniendo en cuenta la estación de tren y no la ruta como se la conocía a esta Ciudad Valletana.
El viñedo presenta los vides plantados “cruzados con una hilera en cada lado”, con el objetivo de “poder aumentar la cantidad de plantas por héctareas pero no los kilos por plantas” porque “la buena vinificación sale de plantas de pocos kilos”.
“El amontonamiento de vides me rinde en kilo pero no en calidad”, afirmó Ángel Moschini, y luego señaló que con esta forma de plantación “los resultados son óptimos en cuanto a la calidad del producto, sobre todo en Malbec”.
La plantación fue posible gracias a un proyecto de innovación tecnológica financiado por el Fontar. Algunos años después sumaron media hectárea de uva moscatel.
Chacra Moschini se ubica en la chacra 433 de la localidad de Ingeniero Huergo, y cuenta con el siguiente facebook: 

sábado, 13 de marzo de 2021

Calidad garantizada para la cosecha de uvas para vinificar en la región.

 


Calidad garantizada para la cosecha de uvas para vinificar en la región.

Referentes de la vitivinicultura local están conformes con el producto que hay en planta y confían en tener una temporada igual o mejor que en el 2020. Las tareas comenzaron con variedades blancas, la base para hacer espumantes. Hay una menor carga por planta en algunas cepas, pero nada que preocupe.


Luego de varios meses con dientes apretados y dedos cruzados para que el clima no haga de las suyas, los vitivinicultores de la región comenzaron el proceso de recolección de uvas para la elaboración de vinos y espumantes en un entorno de optimismo renovado.

En general el tiempo acompañó y por estos días se está dando una marcada amplitud térmica entre las altas temperaturas del día, por encima de los 30 grados, acompañadas con noches frescas lo que resulta una combinación ideal para la maduración y la concentración de sabores de las distintas variedades de uvas que se cultivan en la zona.

Aunque la cosecha está en pañales -arrancó hace un par de semanas y se extenderá hasta mediados de abril- ya se pueden tener algunos indicios de lo que vendrá para esta temporada y es por ese motivo que río negro consultó a distintos referentes del sector para que den sus primeras impresiones.

Guillermo Barzi, de Establecimiento Humberto Canale, una bodega centenaria de la región, indicó que “la cosecha empezó el lunes 22 de febrero, por suerte el clima acompañó y se presenta una temporada buena en calidad y cantidad, con volúmenes similares a los del año pasado”.

Consultado respecto de las variedades que ya están en condiciones de ser levantadas para el proceso de elaboración el empresario vitivinícola comentó: “Empezamos con los blancos, el semillón y sauvignon blanc, y después hacemos el Rosé de Pinot Noir para el cual cosechamos el Pinot que llamamos verde, bien fresco, con el cual hacemos el Old Vineyard Rosé”.

“Armamos muchos protocolos internos por la pandemia pero por suerte hasta ahora no tuvimos que ejecutar ninguno”.

Dijo Guillermo Barzi, de Bodega Humberto Canale, sobre la realidad sanitaria.

En igual sentido se expresó otro importante referente de la actividad, Ángel Moschini, fundador y propietario de Chacra Moschini donde se elabora la etiqueta Km 1120, quien sostuvo que “la calidad de la uva que tenemos en planta este año es muy buena, aunque hay menos cantidad que el año pasado a raíz de algunas inclemencias climáticas puntuales”.

El productor dijo que ya comenzaron con la cosecha de Sauvignon Blanc y que “en particular en esta cepa tenemos un rinde similar al de la temporada 2020, en Merlot y Malbec la calidad que se ve en planta también es muy buena aunque la carga es un poco menor”.

“Producimos más vino de lo que embotellamos, porque otra unidad de negocios es la venta a granel que te permite financiarte”.

Marcelo Miras, enólogo, asesor y titular de Bodega Miras.

Para Norberto Ghirardelli, de Bodega Agrestis, “la temporada viene muy bien, hemos iniciado la vendimia hace algunos días con muy buenos resultados, el clima nos acompañó, estamos viendo muy buenos rendimientos y calidad de uva. Nuestra cosecha es un poco anticipada ya que nuestra principal elaboración es de espumantes y necesitamos levantar el producto un poco más temprano en el calendario”.

En su chacra se cultivan principalmente dos variedades blancas que sirven como base para los espumantes que elabora, que son Chardonnay y Gewürztraminer, y una variedad negra, la Pinot Noir, que también ya comenzó a levantar de la planta.

Marcelo Miras, enólogo y titular de Bodega Miras, fue otro de los referentes vitivinícolas consultados. Para este experimentado productor “la calidad de la cosecha que recién está comenzando se presenta muy buena, hay una disminución en la producción pero que no afecta la calidad de la uva, ya que no hubo fenómenos climatológicos que compliquen”.

Miras aportó algunos datos que hacen que el clima de las últimas semanas haga su aporte en el resultado final de la producción. Dijo al respecto: “El frío en las noches es muy bueno porque eso ayuda en la evolución de la materia colorante y para mantener la acidez natural de las uvas, mientras los días de calor hacen que la uva madure, la amplitud térmica de la zona es muy favorable por lo que se dan muy buenas condiciones para el cultivo de uvas”.

Por último, el productor y enólogo dejó su impresión sobre la vitivinicultura regional e indicó: “Hemos crecido como región en cuanto a la calidad de los vinos y eso es reconocido por los consumidores y los países que nos compran. Eso habla muy bien de esta zona, lo importante es que se pueda mantener y mejorar a largo plazo”.

La necesidad de conservar lo que hay y el desafío de crecer

Pasó mucho tiempo en la vitivinicultura regional desde aquel momento en que el mercado reclamaba volumen y más volumen de vinos y la calidad ocupaba un plano secundario en la consideración de productores y consumidores. Hoy la ecuación es totalmente distinta. La actividad se reposicionó, aparecieron nuevos jugadores, se erradicó mucha plantación, se mejoraron cultivos, pero falta mucho por recorrer.

“En la zona hay muy buenas condiciones para el cultivo de uvas”, sentencia Marcelo Miras, enólogo de reconocida trayectoria como asesor en bodegas de la zona y propietario de Bodega Miras.

Este profesional reconoce que “hay muchas cosas nuevas que se están haciendo, hay variedades que se están implantando como Trousseau, Riesling, Syrah, Cabernet franc, Caladoc…”, pero al mismo tiempo hace foco en aspectos claves de la actividad y dice que “lo importante acá es que todo sea sustentable para el productor, para las bodegas, que no se siga erradicando y que lo que está se puede mantener y mejorar”.

En la actualidad en la región hay unas 1.600 hectáreas productivas vigentes. “Solo nos queda crecer”, se esperanza Miras. Un crecimiento que a la vista de la realidad económica del país representa un desafío incluso para aquellos que tienen espalda financiera. Esto es así porque “plantar hoy una hectárea con todos los chiches está entre 20.000 y 25.000 dólares”, aclara el enólogo.

Datos

1.600 has
productivas tiene actualmente la región de Patagonia Norte, donde predominan varietales como Malbec, Pinot Noir, Chardonnay o Semillón.
13,5
millones de kilos de uvas para vinificar fue la producción 2020 obtenida en Río Negro y Neuquén, de los cuales 11,3 millones fueron uvas tintas.

No obstante “hay gente interesada en las uvas de la región, insisto con que la gente que quiere invertir acá tiene que venir a plantar, sería muy importante que eso ocurra mientras se mantiene el viejo viñedo que es historia nuestra”, sostiene Miras.

Pero no se queda anclado en el presente y ofrece su visión a largo plazo. “La nueva vitivinicultura se tiene que dar a partir de nuevas variedades, nuevos sistemas de conducción, de riego, con protección antiheladas o antigranizo, con la mecanización de los viñedos”.

Y da una idea de dónde estamos parados: “Nosotros como región productora tenemos cien años, y si lo tengo que relacionar con la edad de las personas representan unos 3 o 4 años de vida…”.

¿Y dónde estarían los más veteranos?, preguntamos. “Todo lo que es el Viejo Mundo y lo que era el Asia menor, esto último desconocidos para nosotros en materia vitivinícola”.

Qué pasó con la comercialización de vinos en pandemia

Como ocurrió con todas las actividades comerciales y productivas a nivel mundial, la pandemia tuvo un rol clave y cambió las reglas de juego del mercado de un día para otro. ¿Pero qué pasó con la vitivinicultura en particular?

Desde lo productivo fue un sector que no atravesó grandes sobresaltos más allá de la implementación de estrictos cuidados sanitarios. “El vino se considera un alimento por lo tanto en la cuarentena estricta la producción estaba como actividad de excepción, se trabajó en forma normal con los protocolos adecuados que se requirieron para el caso”, dijo Marcelo Miras.

Otro de los puntos que generaron incertidumbre de cara al nuevo escenario fue la comercialización de vinos y allí la respuesta es un pulgar hacia arriba. Dice Barzi: “En mercado interno hubo un mayor consumo según el canal de ventas utilizado, nosotros desarrollamos un canal de ventas online con el que nos fue muy bien. En comercio exterior la venta estuvo tranquila, evolucionó de acuerdo a cómo se manejó cada país respecto de la pandemia. Lo positivo es que pareciera ser que con la vacuna los principales países compradores de vino argentino como Estados Unidos, Inglaterra y Canadá ya estarían con una mirada mucho más optimista y empezando a querer arrancar”.

“El hecho de que la gente trabajó desde su casa durante la cuarentena quizás les permitió relajarse y tomar una copa de vino”.

Norberto Ghirardelli, Bodega Agrestis, sobre el aumento en el consumo.

A igual conclusión arribaron Miras, Ghirardelli y Moschini, quienes también vieron crecer sus ventas una vez que el mercado se reacomodó luego del parate inicial allá por marzo de 2020.

Publicado en Diario "Río Negro", 12 de marzo del 2020.

jueves, 11 de marzo de 2021

La Patagonia tiene su Vendimia Celebra 2021 en Villa Regina por Rodrigo Rosetani.

 

La Patagonia tiene su Vendimia Celebra 2021 en Villa Regina por Rodrigo Rosetani.

El norte de la patagonia tiene su epicentro de la vendimia. El mismo desde hace varios años es Villa Regina. Esta fiesta crece año a año con su lema principal de homenajear a los vitivinicultores que comenzaron con esta actividad, los que siguen vigentes y los nuevos emprendimientos referidos a la uva y los vinos. Esta fiesta se celebra principalmente en las primeras semanas de Marzo de cada año y este año será denominada como “Vendimia Celebra 2021“.

¿Por que Villa Regina?

Villa Regina tiene una larga historia en la producción de vid. Es más, antes de producir manzanas y peras, esta ciudad y las zonas aledañas eran cultivadas con vid. Sin dudas Italia estuvo y está presente en el origen de este suceso. Los inmigrantes italianos que llegaron a estas tierras vieron la oportunidad de plantar vid como primer alternativa. Donde hay vid siempre hay un poco de Italia. Hoy en día la mayoría de las bodegas originarias fundadas por inmigrantes han desaparecido pero siguen aun en pie algunas con excelencia de vinos y reconocidas en la zona y en todo el país. Si hay algo que destacar es que existen nuevos emprendimientos alrededor de la vendimia Patagónica. Nuevas innovaciones como levaduras, proyectos de vino en polvo, vinos orgánicos, tecnologías para la producción y hasta bodegas bajo el mar.

La facultad de enología más austral del mundo

Así es, Villa Regina posee la carrera de enología de carácter libre y gratuita mas austral del mundo. Esto sin dudas no es por nada. La Universidad Nacional de Rio Negro puso en ojo y eligió Villa Regina para desarrollar esta carrera desde el año 2009. Esta carrera con sus alumnos y profesores están logrando integrarse a las bodegas y también a nuevos emprendimientos referidos al vino lo que hace que se desarrolle, investigue y se actualice con conocimientos científicos que esta actividad requiere en tiempos de globalización.
La vendimia en la zona de la Patagonia norte crece cada vez más y con vinos que son premiados mundialmente. Sin dudas la zona posee aptitudes especiales para una elaboración de vinos de excelente calidad y con su identidad única.

Vendimia Celebra 2021 una fiesta diferente en contexto de pandemia

La situación sanitaria por la pandemia de la covid-19, obligó a que este año se tuviera que definir un nuevo diagrama para llevar adelante esta tradicional celebración, destinada a la actividad vitivinícola en la región y a las pioneros que dieron el puntapié inicial para poner a esta zona como una de las más atractivas para la elaboración de vinos de calidad.
El programa de la “Vendimia Celebra 2021” comenzará el 7 de marzo con el Triatlón de la Vendimia, mientras que el viernes 12 se hará la bendición de frutos con presencia de autoridades, bodegueros y emprendedores de la vid. El programa continuará el sábado 13 con una degustación de vinos y paseo enogastronómico y las entradas se pueden adquirir en oficina de turismo con un valor de 200 pesos argentinos.
“Gastro Arte-Feria ReEmprender edición Vendimia”. La feria se repetirá el domingo 14 de marzo como cierre de las actividades.

Bodegas del norte de la Patagonia

Río Negro tiene una gran cantidad de bodegas, algunas de ellas las hemos presentado en este sitio y continuaremos recorriendo y contando la historia de cada una y todas las novedades referidas a esta actividad tan itálica y popular en nuestra provincia.
Por su parte la bodega Canale realizará un evento con clases magistrales en un bar céntrico, con estudiantes de enología de la universidad nacional de Rio Negro de Villa Regina.
También la dirección de turismo invita a aventurarse en diferentes paquetes viajeros con tours por toda la zona referido a la vendimia con visitas en bodegas y viñedos.

https://rionegro.italiani.it/la-patagonia-tiene-su-vendimia-celebra-2021-en-villa-regina/