martes, 26 de febrero de 2019

La cervecería que impulsó la venta de vino tirado. Las canillas comienzan a aparecer en el mercado. Una tendencia novedosa que promete apuntalar el consumo en bares y la competencia con otras bebidas. Por Joaquín Hidalgo – Especial.


La cervecería que impulsó la venta de vino tirado.
Las canillas comienzan a aparecer en el mercado. Una tendencia novedosa que promete apuntalar el consumo en bares y la competencia con otras bebidas.
Por Joaquín Hidalgo – Especial.

El vino tirado en bares y restaurantes ya es un hecho en Argentina. Con productores de diversa escala trabajando con envasados en kegs, las canillas comienzan a poblar el paisaje del vino.
Se trata de una tendencia que promete apuntalar el consumo en bares, restaurantes y boliches de toda índole. El objetivo de este nuevo formato es darle pelea a la cerveza, que gana terreno mientras el vino lo pierde. Eso, al menos desde la lógica de los productores de vino. La paradoja, sin embargo, es que detrás de la aprobación de este formato de venta en Argentina se encuentra, ni más ni menos, que un cervecero. O mejor: una cervecería.
Yendo de la birra al vino

23 Ríos Craftbeer (Acc. Lateral Sur 5269, Mendoza) es un bar y fábrica de cerveza de Mendoza. Uno de los dueños, Nicolás Massaccessi, tiene una larga historia en la comercialización de vinos. Mientras que el maestro cervecero, Ignacio Huarte, es un ingeniero químico oriundo de Olavarría, donde comenzó a elaborar cervezas de muy joven.

Recibido en la UBA, Huarte hizo sus primeras armas en el negocio de escala trabajando para la marca Patagonia en Bariloche y luego Andes en la provincia cuyana. Lo que no podía saber el cervecero es que sería una pieza clave para el negocio del vino en el futuro.

Todo empezó en marzo de 2018 cuando una chica que compartía mesa en 23 Ríos pidió una copa de vino. “No teníamos. Y un poco nos dio vergüenza no poder ofrecer vino en Mendoza. Pero nos quedó picando el tema. En especial a Nicolás, que tiene gran amor por la industria del vino”, relata Huarte.

De la duda surgió el planteo: “¿Qué le ofreceremos a la gente que no quiere cerveza o, como es cada vez más frecuente, a los celíacos estrictos que no pueden beberla?”, se preguntaron en 23 Ríos. Tenían un asunto entre manos y, delante, toda la legislación de envasado de vinos que no permitía el despacho si no estaba embotellado. ¿Qué hacía falta para poder servir una copa desde la canilla?

“Todos aprendimos”

El Instituto Nacional de Vitivinicultura es un organismo estricto, dirigido hoy por Carlos Tizio, un hombre que viene del mundo técnico y académico pero con experiencia en bodega. Con el consumo de vinos cayendo por debajo de los 20 litros per cápita al año, 2018 fue un año en que la industria necesitó respuestas eficaces.

Y ahí entran Huarte y el equipo de 23 Ríos, quienes llegaron a la mesa de entrada del INV con un planteo para aprobar el despacho de vino en kegs.

En el proyecto, presentado el 14 de mayo del año pasado, detallan cómo se trabaja con los barriles de inox de 20, 30 y 50 litros, tanto desde el punto de vista del llenado como de la seguridad alimentaria para el vino y la conservación organoléptica.

“Tizio y su equipo nos mataron a preguntas en la reunión que tuvimos el 13 de junio con los técnicos de INV –relata Huarte– pero avanzamos con las pruebas y el 26 de junio hicimos los llenados de kegs para el estudio de factibilidad”.

Llenaron kegs de 30 litros en Finca Agostino, con la participación clave del enólogo José “Pepe” Gómez, quien con su experiencia aportó mucho, y la supervisión del INV. Para los estudios técnicos de conservación, se dejaron barriles mermos de chardonnay y malbec, otros llenos y se pusieron botellas de testigo.

Todo quedó en manos del instituto, quienes realizaron análisis y estudios comparativos de sabor a los que los cerveceros asistieron. Para el 27 de agosto ya era un hecho que se podría envasar vinos en barriles de acero inoxidable y la resolución salió publicada el 18 de octubre pasado. Por supuesto, en 23 Ríos vendieron vinos desde ese mismo mes. En diciembre otros productores, como Pala Corazón o Estancia Mendoza, ya tenían vinos en keg, mientras que este año vendrán otros como Santa Julia a ofrecer vino de la canilla a un precio muy lógico.

Con espíritu cervecero, cierra Huarte: “Ese fue el periplo de esta maravillosa fusión entre dos industrias, producto del trabajo conjunto de tres apasionados de la cerveza y el vino. Todos aprendimos en esto”.

De las canillas a las copas

En bares y restaurantes de Mendoza hoy es posible beber vino de la canilla, igual que una cerveza. La ventaja del sistema es que el precio al que llega es muy conveniente para el consumidor, ya que todos los insumos que requiere una botella no están, al tiempo que el costeo se divide entre los 20, 30 y 50 litros de cada barril. Extraído con nitrógeno, el vino no se hecha a perder si el barril queda incluso casi vacío.

Publicado en Diario “La Mañana de Neuquén”, domingo 10 de Febrero de 2019.

jueves, 21 de febrero de 2019

¿Te animás a probar el vino en lata? Las empresas vitivinicultoras argentinas ofrecen sus productos con envases renovados, para abrir el mercado entre jóvenes y para enfrentar los costos actuales.

Una nueva apuesta surge en el mundo de los amantes del vino, con el propósito de que sea accesible a una mayor cantidad de la población y con menores costos para los consumidores. Así, la bodega Santa Julia se animó a probar con esta opción y mostró algunos de sus productos enlatados, aunque se estima que en el corto plazo no será la única firma innovadora.
“Este novedoso envase conserva los estándares de calidad del vino y ya se encuentra disponible en Estados Unidos. ¡Esto certifica una vez más nuestra innovación constante!”, celebraron desde la empresa a través de redes sociales. Y este es sólo un ejemplo de una industria que busca abrirse a nuevos mercados y llegar al público más joven, que en la mayoría de los casos se vuelca a elegir otras bebidas.
Lo cierto es que esta iniciativa ya se había anunciado, cuando el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aprobó el fraccionamiento y comercialización de vino en recipientes de acero inoxidable. Eso genera otra opción de venta también para los comercios gastronómicos, con la oferta del vino por copa y no ya en botellas.
Sin embargo, esta no es la primera oportunidad en que se genera este emprendimiento; sino que hace más de una década una empresa de la Argentina exportó vinos en lata a diferentes mercados bajo la marca Iron Wine, luego discontinuada. Y mucho antes existieron otros antecedentes, ya que en la década del ‘90 el INV había aprobado este tipo de envases.
Publicado en Diario "Río Negro", 21 de Febrero de 2019.

domingo, 10 de febrero de 2019

Cutral Co amplía su plantación de Malbec, Sauvignon y Pinot.

Cutral Co amplía su plantación de Malbec, Sauvignon y Pinot.

A las ocho hectáreas de vid que están en producción se sumarán cuatro para la elaboración de vino. La ciudad presentó su propia marca, bautizada “Viñedos del Viento”.


El proyecto que surgió de manera experimental en la zona de chacras de Filli Dei hace casi seis años atrás, se afianza y avanza. Ahora, se impulsa ampliar la plantación de vid en otro sector de la ciudad, frente a la Ruta 22, en el predio del vivero municipal. La ciudad ya elaboró vino, con lo cosechado en los cortes anteriores.
Los trabajos de ampliación del sector donde se ubican los viñedos, ya están en marcha. A las ocho hectáreas que ya están desarrolladas, se le sumarán cuatro hectáreas más, que se destinarán a la producción de vino.
En este caso, se ubican frente a la Ruta 22, a la salida oeste de la ciudad, al lado del aeropuerto local. En la etapa experimental que se inició en 2013 había sólo 2 hectáreas y media.
Cuando se impulsó esta propuesta agrícola, fue como consecuencia del dictado de la Tecnicatura Agropecuaria que se hizo a ciclo cerrado, con fondos del ente ENIM, y que buscaba otra alternativa de formación terciaria para los jóvenes de la ciudad que no podían viajar a otra ciudad.
Un grupo de egresados de esa carrera fueron los que se abocaron, en primera instancia, a la plantación de las 10 mil vides en la chacra experimental de Filli Dei Sur. Desde la comuna cutralquense se mantuvo el sostenimiento de la experiencia, con el asesoramiento de los profesionales y se plantaron variedades de “Malbec”, “Chardonnay”, “Sauvignon Blanc” y “Pinot Noir”.
Las cuatro cepas ya fueron probadas y de hecho, se elaboró el vino “Viñedos del Viento”, que ya fue presentado. Ante el avance y el afianzamiento del proyecto, para este año se buscará incorporar algunas mejoras.
“Creemos que para el año vamos a estar duplicando la producción y haremos otras inversiones como viñedo real para hacer e de Fl tratam.ento y lo que se requiera acá mismo”, detalló el intendente José Rioseco.
La idea de las hectáreas que se dispusieron a la vera de la Ruta 22, es para permitir que los propios vecinos y los visitantes, puedan tener un acceso directo a los viñedos, sin la necesidad de trasladarse hacia las afueras y llegar hasta Filli Dei Sur. Las parcelas ya están dispuestas y de hecho, toda la labor está ya realizada.
El comienzo.
2
hectáreas fueron las que iniciaron en 2013 el proyecto. Se plantaron 10 mil vides en la chacra experimental.
“Creemos que para el año vamos a estar duplicando la producción y haremos otras inversiones como viñedo real”.
José Rioseco es el intendente de la localidad petrolera.
La iniciativa surgió como consecuencia del dictado de la Tecnicatura Agropecuaria, carrera que se financió con fondos del ENIM.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo de Febrero de 2019.

sábado, 2 de febrero de 2019

VINOS DE LA PATAGONIA POR Fabián Mitidieri.

VINOS DE LA PATAGONIA por 




En esta 1er entrega les traigo mi opinión sobre que vino comprar.
“La gente tiene derecho a tomar el vino que quiera, incluso si el vino es una mierda”
Michell Rolland.
El debate sobre que vino elegimos es largo, y aunque yo tengo mi criterio formado, comprendo que va contra el mercado general del vino Argentino.
 Somos pocos los que abogamos por el vino “lo más natural posible”, ojo que no digo “orgánico”, y aclaro que no creo en la biodinamia, pero sí intento consumir vinos lo mas “naturales” posibles.
Es decir, me preocupa que en la viña no se utilicen fertilizantes químicos y pesticidas; que luego la elaboración del vino se haga de forma “natural”, como manda la naturaleza, sin el agregado de levaduras de diseño y diversos productos y/o técnicas que se utilizan actualmente, como los calentamientos y enfriamientos de los mostos en fermentación, micro oxigenaciones forzadas, ósmosis inversa (que puede manejar los niveles de alcohol y domar taninos), fermentaciones carbónicas excesivas, ultrafiltrados en frío, sangrías, etc. 
Finalmente prefiero que el vino tenga poco paso por roble y que la botella sea lo más liviana posible, porque estos dos aspectos también ayudan a nuestro medioambiente. 
En el caso de nuestro país parecieran coexistir dos vertientes de elaboración:
1) El de la escuela vitivinícola más americana, que elabora sus vinos con técnica moderna para buscar características que sean reconocidas por las revistas especializadas; y buscan un tipo de vino que posea concentración de color, mucho alcohol y roble nuevo. Aunque estos parámetros de elaboración se han ido morigerando ya que los consumidores han preferido vinos más livianos.
2) Un sendero más experimental e “innovador” que muchas veces genera vinos radicales y en ocasiones “intomables”, con defectos. Por lo general traen nombres originales como el de un “gigante verde” de una serie americana. No me voy a explayar sobre estos innovadores que venden sus “mierdas caras” como “vino”. 
Fortuna hace que aún existan varios enólogos y bodegas que intentan tratar a sus vinos de la forma más natural posible, sin perder de vista al mercado.
En mi caso, a pesar que en el blog subo todo tipo de vinos, prefiero siempre a “los vinos más naturales”, que son minoría en nuestro mercado, difíciles de conseguir y a veces costosos; pero entiendo vale la pena buscarlos, y personalmente siempre elijo defenderlos.