sábado, 20 de noviembre de 2021

Ficha varietal de uva no tradicional: REFOSCO.

 

Es una variedad muy antigua originaria del Noreste de Italia, Oeste de Eslovenia y Croacia. Debido a su antigüedad y dispersión geográfica, existen diferentes subtipos varietales y sinónimos bajo los cuales es conocido. El más común es el Refosco dal Peduncolo Rosso. Es de brotación temprana y madurez tardía. De producción abundante y constante. Sus vinos son descriptos como particularmente ácidos, de color rojo rubí intenso y con aromas a violeta y herbáceos, con notas a pimienta negra y especias, algo astringente. Forma parte de algunas DOC como la de Colli Orientali y Carso.

Esta variedad fue traída a la Norpatagonia hace varias décadas, aparentemente de Mendoza, y se la puede encontrar todavía en algunos viñedos antiguos y solamente en uno nuevo. Actualmente se está tratando de dilucidar si es Refosco dal Peduncolo Rosso.

Por: Mario GALLINA gallina.mario@inta.gob.ar y María José MIRANDA mmiranda@inti.gob.ar

Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle “Ing. Agr. Carlos H. Casamiquela”.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Medalla de oro para el primer vermouth patagónico. En Santiago de Chile, Único Vermouth Rojo Reserva de la provincia de Río Negro, se consagró con la medalla de oro en el Catad'Or World Wine Awards.


El Vermouth Único, elaborado en el Alto Valle de Rio Negro, comienza a cosechar premios fronteras afuera. No es una novedad que estemos hace un par de años frente a una de las bebidas más ricas y bien representadas dentro de su estilo por estos lados. Un trabajo minucioso de Carlo y Marco Puricelli y su socio Juan Díaz, grandes e inquietos jugadores que decidieron un día elaborar y producir un vermouth que represente el viejo estilo pero con una apertura de botánicos regionales que le brinde entre varias cosas alucinantes un buen sentido de pertenencia.

El concurso internacional Catador World Wine Awards 2021 que este año se realizó en Chile, premió con la mención más importante a Único Vermouth Rojo Reserva, la medalla de oro.

El jurado recibió muestras de más de 20 países y variadas bebidas que compitieron en diferentes ternas.

“No es barato enviar las muestras, cambia la moneda, cada insumo es costoso y todo el papeleo y la logistica también, pero logramos hacerlo y estamos muy contentos” Afirma Carlo Puricelli mientras se prepara botella, hielo y vermouth mediante, para recomendar la forma de armar un buen y clásico aperitivo en casa.

Una de las características de Único es su variada gama de botánicos, anclando su estilo en la vieja escuela italiana que transmite el sabor de las especias. La base es un vino rionegrino elaborado por el gran enólogo Marcelo Miras y cada "yuyito" y planta son buscados y macerados en barrica de roble con sabia paciencia y decisión.

La aparición en escena de este vermouth viene ayudando a traccionar la vigencia de esta bebida y su introducción en las nuevas camadas de bebedoras y bebedores, intentando mantener la cultura del aperitivo encendida.

Felicitaciones a quienes están detrás de la elaboración de este rico vermouth y ojalá que sea una medalla de muchas por venir

Por Nico Visne.

PUBLICADO EN DIARIO "LA MAÑANA DE NEUQUÉN", 17/11/2021.

https://www.lmneuquen.com/medalla-oro-el-primer-vermouth-patagonico-n861368

domingo, 14 de noviembre de 2021

Merlot: un viejo conocido para redescubrir en Patagonia.

 

Merlot: un viejo conocido para redescubrir en Patagonia.

La cepa que busca salir del "cono de silencio" con los nuevos vientos que soplan a la hora del consumo de vino. En nuestra región hay distintas propuestas a probar.

Por Joaquín Hidalgo.
EMerlot está de capa caída. Los compradores, los importadores, los opinadores lo corrieron de sus ambiciones –como si le hicieran bullying– y lleva ya más de una década en el cono de sombras. No está claro por qué. Ni cómo. Pero sí hay una fecha fatídica que marca el calendario: la película Sideways –Entrecopas, 2004– disparó contra la variedad y movió buena parte del gran consumo hacia otras uvas y estilos, especialmente en Estados Unidos, principal mercado de vinos del mundo.
Fue una estocada del mercado. De buenas a primeras el Merlot –cuyo nombre deriva de merle, mirlo el francés, pájaro que come sus frutos cuando están maduros– dejó de cantar en las góndolas de los supermercados, las vinotecas y los restaurantes. Y así, algunas regiones productoras quedaron con un patrimonio ocioso y lo arrancaron o replantaron, mientras que otras defienden a la variedad como lo hacen algunos consumidores enamorados.

Entre esas regiones está la Patagonia. Con una superficie cultivada de 500 hectáreas, al sur del Río Colorado el Merlot aún ofrece el sabor frutado y especiado que lo caracteriza, en un puñado de vinos que dan cuenta de un pasado y sobre todo de un futuro. Razones para esa resistencia hay muchas. Pero la más importante de todas es que, en los lechos arcillosos formados por el Río Negro y Neuquén, las raíces del Merlot viven felices.

También podemos sumar otra razón. Menos evidente, pero es la que está llena de futuro. Al Merlot, los estilos ampuloso, dulces y licorosos, con taninos firmes que campearon en la década pasada le siente mal. Muy mal. Variedad de matices y elegancia, variedad de sutilezas y cierta delgadez, la exigencia de un estilo que no está en su ADN lo convirtió en un tinto anabolizado que al final perdió la complexión armoniosa que lo caracterizaba. Y se cayó del mercado.

Pero ahora que soplan otros vientos en el consumo, ahora que una parte de los consumidores están de vuelta y eligen la elegancia, los buenos Merlot están ahí para aportar un sabor diferente.

El gusto del Merlot.

Los más famosos son los bordeleses, pero en particular los de Pomerol, donde se producen algunos de los más celestiales Merlot. Ahí, en climas donde la lluvia es la justa y las arcillas de los suelos retienen y administran el agua a lo largo del ciclo, esta variedad alcanza niveles de energía y sutileza que enamoran.

En la gama de las frutas rojas, un buen Merlot vibra en la escala del cassis y la guinda, con matices de frutas negras como arándanos o moras si están más maduros. La nota característica, sin embargo, es cierto toque especiado, con una pimienta negra que subraya el carácter del vino. En la boca es donde se explica buena parte de su fama: con taninos finos y algo reactivos –que marcan las encías cuando es joven–, el cuerpo medio del Merlot adelgaza con los años y funde a los taninos ya convertidos en el fino polvo del tiempo con la textura de la seda. Ahí es cuando los grandes ejemplares ganan trazos de trufa y hongos, tierra mojada y recuerdan al cuero.

Pero nada de esa gloria líquida se alcana si el Merlot parte desbalanceado. Por eso la región es tan importante como el manejo en la bodega.

Merlot Patagónicos.

Esta semana que pasó probé una docena de Merlot patagónicos con diversos puntos de madurez. En todos ellos los taninos son finos y, en casi todos, el balance es un dato precioso. Puestos a elegir un puñado de ricos y motivadores Merlot de la Patagonia, con chances de volver a enamorar al gran público, estos son buenos ejemplos: Malma Reserva 2020, en un plan delicado; Fin del Mundo Reserva 2020 (aunque la añada vigente es la 2019) con cierto trazo licoroso y frutado; Miras Joven Merlot 2021, uno de los más complejos en aromas y boca llena de sabor; Aniello 006 Merlot 2020, con pizca de menta y fruta negra; Humberto Canale Estate Merlot 2020, de un fruta negra y pimientas bien precisas.Lo interesante de Patagonia para Merlot, y también para la otra gran cepa bordelesa, el Cabernet Sauvignon, es que ofrecen hoy una paleta estilística y de sabor que agrega matices a los ya conocidos. Probarlos es viajar a otro paisaje gustativo. Y eso siempre vale la pena.

Cabernet sauvignon patagónico.

En el recorrido por los vinos patagónicos emerge un viejo conocido que ahora, calentamiento global mediante, consigue madurar casi todos los años: el Cabernet Sauvignon. Para prestarle atención a la finesa de taninos que aporta la región. Buenos ejemplos son Noemia Due Cabernet Sauvignon 2017, Saurus Select Cabernet Sauvignon 2020 y Intimo Cabernet Sauvignon 2020.

Publicado en el Diario "La Mañana de Neuquén", 14 de noviembre del 2021.

https://www.lmneuquen.com/merlot-un-viejo-conocido-redescubrir-patagonia-n860530

¿Cómo hizo para crear esta bodega con perfil turístico en Río Colorado?

Ezequiel Naumiec (48) es el propietario de una pequeña porción del planeta increíblemente bella por su naturaleza e intervención de la mano del hombre en la colonia Juliá y Echarren, a la vera del río Colorado, en Río Colorado.

Es allí donde tiene viñedos y una de las bodegas boutiques más nuevas y lindas de la región, Trina. Acercarse a este lugar, conocer a Ezequiel y su familia, recorrer los cultivos, probar los vinos y comer en el restaurante de la bodega es una experiencia inolvidable. Y hacerlo desde la media tarde hasta el anochecer, todo en más glorioso todavía.

“Mi inserción en el mundo del vino fue causal de la vida misma, la misma que te lleva cuando te movés con pasión. Comencé en la vitivinicultura desde el sector comercial, como licenciado en Comercio Exterior. Entre los varios productos que promocionaba en los mercados exteriores, varias bodegas de Mendoza y San Juan eran parte de mi porfolio. Rondaban los comienzos del 2000 y al servir cada copa de vino en las degustaciones en las distintas ferias internacionales supe en ese momento que no era sólo una bebida, que era mucho más. Fue entonces que entendí su complejidad y las apasionantes historias de sus productores me atraparon para nunca más salir de ellas”, comenta el protagonista a “Río Negro”.

“Siempre tuve en mente tener mi propia bodega para plasmar el 100% mis ideas. Durante tantos años en la industria soñé cada detalle del proyecto. Recuerdo de las críticas con cariño que familiares y amigos me decían sobre lo “acumulador” de objetos antiguos y atípicos que era, y yo prefería reír antes que tener que explicar la gran cantidad de ideas que daban vueltas en mi cabeza”, agrega.

Hasta que un día encontró este lugar acá en Río Negro, un paraíso de viñas detenido en el tiempo, un polo vitivinícola olvidado en el pasado. Un lugar con más de 17 bodegas abandonadas le permitió aunar tres palabras que siempre le sonaban como un mantra: Patagonia, historia y Malbec. “Era un tridente que no podía fallar. A eso le sumé lo orgánico; vivimos del medioambiente, entonces, cómo no cuidarlo, ¿no?”.

Así fue concibiendo esta nueva bodega rionegrina con un perfil turístico en paralelo con la cuestión productiva. Acá se planificó la bodega en función de la actividad turística, elemento que le da una característica especial a este emprendimiento. Tiene un restaurante abierto al público con un menú estable con productos regionales y de estación.

Nace el proyecto.

Tenía claro que el proyecto arquitectónico debía basarse en tres pilares importantes: los pájaros y su trinar (no hay buenas uvas sin ellos) y su estrecha relación con la vid; las atrae su color para que llevar su semilla lejos y así la especie continúa. Por ese motivo la bodega es un ala de un pájaro reposando sobre la costa del río Colorado. Uno cuando entra a los viñedos y empieza a ver a lo lejos esta forma sorprende y emociona.

El segundo pilar es la historia, detenida en los años 50. “Era fundamental reescribirla ya que de ahí nace la mezcla de lo antiguo y lo moderno, que conviven en cada detalle del proyecto, tal como lo refleja la etiqueta de Trina. Durante varios años junté puertas antiguas, hierros, mármoles de carrara que Luigi (el bisabuelo italiano de Paula, mi mujer) que había obtenido en un cierre de un sauna en La Boca, así como muebles antiguos de la vieja casona de Paternal”, comenta Ezequiel.Y el tercer pilar es lo moderno, líneas rectas, lo actual, el hoy y ahora con todo lo que la tecnología logró por la industria vitivinícola.

Los vinos que producen en Trina, viñedos y bodegas ubicados en Río Colorado.

¿Vamos bien con la línea del tiempo? 2010 conocen Río Colorado; 2013 compra con su mujer estas tierras y empieza a viajar todo el tiempo entre Río Negro y Mendoza todo el tiempo. “Llegué a manejar 50.000 kms por año en auto”, cuenta. En el 2018 se desvincula la bodega de San Rafael para enfocarse en un 100% en Trina. Y en el 2020, apenas iniciada la cuarentena se traslada con toda su familia a vivir en Río Colorado.

Este momento de la bodega: “Creo que en la vitivinicultura hay que hacer una división entre las grandes corporaciones, que son fábricas de vino y la de vinos de terroir o bodegas boutiques que buscan calidad sobre el volumen de elaboración. Río Negro va de la mano de la segunda clasificación y es ahí donde podemos centrarnos en hacer sentir al consumidor que viva una experiencia y no solo la venta de un producto”, teoriza.

La nueva ruralidad en Río Negro.

En este contexto, Ezequiel forma parte de una camada de profesionales y emprendedores que le dan rostro a la nueva ruralidad, ese espacio que vincula a la ciudad con la chacra y el campo de un modo distinto a lo que veníamos viendo. Cómo: él mismo lo explica así. “Hoy la manera de consumir vino cambió. No solo se vende una botella de vino sino también la historia detrás que hay detrás de toda la cadena productiva. Para la industria regional es fundamental lograr la unión de la vitivinicultura, la gastronomía y el turismo, justamente por que conforma una experiencia. La vitivinicultura de Río Negro está compuesta en su mayoría por bodegas boutiques, lo que hace que tengamos la posibilidad y la gran ventaja de que los propios hacedores de vino, como protagonistas de la película, puedan contar en primera persona sus experiencias vividas en cada copa servida. Y si a eso le sumamos el maridaje donde el chef explica el puente entre el plato y la copa servida, logramos un receta única y hacemos sentir esa experiencia única. Por eso, si logramos afianzar la unión gastronómica y la vitivinicultura tendremos un producto único y no tendremos que competir con otras provincias en el plano productivo porque tenemos un valor, un producto y una experiencia única y diferente”.

Su idea central en este tramo de su vida pasa por lograr que Trina sea la punta de lanza para poner nuevamente la historia vitivinícola de Río Colorado en primera plana y que el pueblo vuelva a ser el maravilloso polo vitivinícola que fue.

La alianza con el turismo y la gastronomía.

Días atrás, la colonia Juliá y Echarren de Río Colorado fue sede de un mega encuentro gastronómico, turístico y cultural organizado por Enbhiga, entidad que viene concretando encuentros entre cocineros, agentes turísticos y productos para poner en valor las economías locales y regionales.

En esta última edición, la bodega Trina fue uno de los escenarios de las intervenciones gastronómicas por el convencimientoque tiene su dueño, Ezequiel Naumiec, que alianza de este tipo debieran ser las habituales para crear sinergia productiva.

“La tendencia a lo natural y la poca intervención del hombre hace que esta ciudad y la región estén en un momento único que tenemos que saber aprovechar. Por ello es fundamental trabajar en equipo, tanto el sector privado como estatal, compartiendo experiencias y sabidurías para poder avanzar con éxito. Mucha gente de ciudad como es mi caso se está mudado a zonas rurales y traemos el conocimiento de lo que las grandes mercados demandan. Al combinarlo con el conocimiento de trabajo que hay en la zona rural es altamente probable que logremos alcanzar un posicionamiento de excelencia. Si a esto le sumamos la coyuntura que nos deja la pandemia, donde la gente busca productos saludables sobre lo industrializados, el turismo rural se posiciona como una oportunidad plena, tanto en lo cultural como económico, social y productivo. Este nuevo paradigma hace que la región tenga la oportunidad de poder satisfacer estas nuevas necesidades”.

¿Cuántos Ezequieles más hacen falta para crear el futuro que todos deseamos? Hay muchos como él, menos mal.

PUBLICADO EN DIARIO "RÍO NEGRO", 12 de noviembre del 2021. Las imágenes pertenecen a la publicación del Diario "Río Negro".

https://www.rionegro.com.ar/como-hizo-para-crear-esta-bodega-con-perfil-turistico-en-rio-colorado-2033910/

sábado, 13 de noviembre de 2021

Cepa Criolla: seis etiquetas al rescate de una tradición.

 

El sector vitivinícola, uno de los que más ha evolucionado e innovado en el país en los últimos años, comenzó a marcar una nueva tendencia: la vuelta a los orígenes. Así, las cepas criollas, cruzas nativas, empiezan a llegar a las góndolas, con vinos ligeros y de calidad.

Las cepas criollas están en pleno estudio. “Es un mundo muy interesante, que nos traslada a los 400 años de historia vitivinícola que tiene nuestro país y nuestra región. Son todas esas variedades que se cruzaron de forma natural. En estas tierras, después de tantos años, existen alrededor de 5.000 variedades criollas”, señala Lucas Niven, de la bodega que lleva su apellido.

En un trabajo entre el sector privado y el INTA se han seleccionado alrededor de 60 varietales de uvas criollas que tienen “aptitudes enológicas para hacer buenos vinos”, menciona Niven, quien explica que la intención es certificarlas como variedades patrimoniales y ancestrales.

“Enfocarse en la criolla como parte de este rescate cultural, de volver a la idea de vino de pueblo, de recuperar la identidad de cada lugar”, dice por su parte Pablo Durigutti, que comanda junto con su hermano Héctor el Proyecto Las Compuertas, en Mendoza.

Las cepas criollas se expanden por toda la región vitivinícolas, y así aparecen bajo ese paraguas, por ejemplo, el torrontés riojano, cuza de Criolla Chica con Moscatel de Alejandría. “En La Rioja tenemos un clima muy seco y en la antigüedad los riegos eran de forma tradicional con agua de superficie que provenía de las montañas. Eso ocasionaba que en años de sequía el agua escaseara y que muchas vides que estaban implantadas no toleraran esa falta de agua y murieran o vegetaran muy poco. Por ende, sus rendimientos no resultaban los esperados por lo que nuestros antepasados seleccionaron este cruzamiento natural”, afirma por su parte Javier Collovati, enólogo de la bodega Valle de La Puerta. “En esos años de escasez de agua y, por lo tanto, de concentración de las sales en el suelo, las plantas de Torrontés no se veían tan afectadas, por lo que esto originó que se propague rápidamente esta variedad en todo el norte, sin saber en ese momento que era una variedad única y propia de Argentina”, agregó.

A continuación, seis opciones de vinos para ingresar al mundo de la cepa criolla:

La Puerta dulce natural

Bodega: Valle de La Puerta

Origen: Valle de Famatina, La Rioja

Precio: $638.

El Torrontés Riojano cepa emblemática por excelencia de La Rioja, es la segunda uva blanca más planteada en Argentina y la única que viene con sello nacional ya que se trata de una variedad que nace en el país del cruzamiento entre Criolla Chica (Listán Prieto en España) y Moscatel de Alejandría.

“Hay torrontés más floral, que son los que se dejan madurar más tiempo, que están más cerca de los 14% grados de alcohol. Los que están por debajo tienen aromas más cítricos y frutales. También aparecen otras variedades con notas vegetales que se logran con las técnicas de elaboración. El Torrontés es un mundo por descubrir”, dice Javier Collovati, enólogo de la bodeha. “Demas está decir que debido al sol que reciben las uvas en La Rioja esta variedad provee excelentes vinos, con aromas únicos y potentes”, agregó. En esa línea, la bodega tiene tres emblemas: La Puerta clásico, un blanco seco; La Puerta Alta, más elegante; y el dulce natural, destacado en estas líneas.

Para elaborar este último vino, luego de realizado el prensado, el jugo resultante es enfriado y bombeado a un tanque de acero inoxidable manteniéndolo a temperatura muy baja. Luego se inocula el jugo con levaduras cultivadas para proceder a una fermentación lenta y a temperatura controlada. A través de un sistema de centrifugado se eliminan las levaduras logrando de forma natural cortar la fermentación quedando el vino con un bajo contenido de alcohol y alto azúcar residual alto. Se trata de un vino muy aromático en el que resaltan las notas de los azahares, ruda y frutas tropicales como mango, ananá y durazno, entremezclados con notas cítricas de la lima y la mandarina, y un toque de miel. Con un tono amarillo pálido con reflejos acerados y bien equilibrado llega a la boca con dulzor y la acidez justa. Resaltan las notas frutales, de buen volumen y persistencia en boca.

El Esteco Old Vines Criolla

Bodega: El Esteco

Origen: Cafayate, Salta

Precio: $2.246.

De la mano del enólogo de Bodega El Esteco, Alejandro Pepa, este criolla salteño es posiblemente uno de los más laureados de todos los 100% del varietal. “En nuestra finca Las Mercedes se pueden encontrar algunas vides de criolla de más de 60 años entremezcladas en una parcela dominada por parrales de Torrontés. Es un homenaje a la vida y trayectoria de algunas de nuestros viñedos con más de 60 años de antigüedad. Viñedos que viven en armonía con el terroir cafayateño y precisan la mínima intervención del hombre para regalarnos vinos excepcionales”, dijo Pepa.

Para elaborar este vino, se marcan y seleccionan cada una de las plantas que se van a cosechar. Una vez logrado su punto óptimo de madurez se recolectan los frutos manualmente a primera hora de la mañana en cajas de 18 kg cada una y se transportan rápidamente a la bodega para comenzar su proceso de elaboración. En la bodega, las uvas pasan por cinta de selección. La maceración pre-fermentativa se realiza en vasijas ovoides de 3.000 litros durante 5 días y luego comienza la fermentación alcohólica. El vino es embotellado sin ningún tipo de filtración previa y permanece en estiba durante los próximos 6 a 8 meses.

De color rosado intensos con tonos violáceos y leves bordes rubíes, tiene presencia de leves lías finas en suspensión, similar a un Pinot Noir. De aroma frutado, es un vino refrescante, de textura mineral.

Proyecto Las Compuertas Criolla

Bodega: Durigutti

Origen: Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza

Precio: $1.400.

Héctor y Pablo Durigutti comenzaron en 2002 con este proyecto personal y familiar. En 2017 lanzaron Proyecto Las Compuertas, que está en pleno rescate patrimonial en la zona de Luján de Cuyo, en Mendoza, con una revalorización en la zona. “Esta Criolla nace de Las Compuertas, hasta la cosecha 2020 que es la actual de circulación en el mercado la denominamos Criolla Parral. La añada nueva que está a punto de presentarse, la 2021, tiene un pequeño cambio, ya que es con una uva criolla llamada Gobelet y es 100% plantada por nosotros”, explica Pablo Durigutti.

Con cosecha manual en cajas de 18 kg, la recepción en bodega se realiza en huevos de cemento con granos enteros. Con maceración en frío durante 4 días a 10° C, la fermentación alcohólica se inicia como vino tinto (líquido y grano) a temperaturas entre 15-17° C con levaduras epoxy. A la mitad del proceso se separan las pieles y la fermentación continúa como si se tratase de un vino blanco a temperaturas entre 13-14° C. Se trata de un vino elegante, floral y picante, con sabores de pétalos de rosa y pudín de verano, taninos agraciados y de grano fino. Se recomienda beberlo fresco, a una temperatura entre 12 y 14°C. “Es un vino 100% orgánico, certificado, y apto vegano. Fue muy bien recibido a nivel internacional, se exporta con buenos reconocimientos”, añade Durigutti.

La bodega también trabaja otro proyecto de Criolla con uva cereza de la zona de Rivadavia, para otra línea de vinos, Cara Sucia, para un consumidor que busca vinos más ligeros.

Lalalá

Bodega: Lalalá

Origen: Tupungato, Valle de Uco, Mendoza

Precio: $1.600.

“Nuestros vinos son cuidadosamente elaborados con uvas orgánicas de viñedos de más de 45 años de Tupungato, Valle de Uco”, dice Laura Ciacera, productora de Lalalá, quien está en el mundo del vino desde hace más de 20 años. Este proyecto orgánico certificado desde hace 5 años lo lleva adelante junto al enólogo Leo Borsi. “Lalalá criolla, nació como desafío diferencial dentro de la línea, resultando un vino muy frutado, elegante, con un toque salvaje. La idea es mostrar al consumidor que se puede elaborar y disfrutar un vino de uva criolla con elegancia”, agrega Ciacera, sobre este órganico certificado de partida limitada de 8500 botellas. Este vino, 95% criolla- 5% Malbec, tiene cosecha manual, con un descube de acuerdo al calendario lunar. Es un vino franco, fresco y frutal.

Criolla Argentina Tinta

Bodega: Niven

Origen: Junín, Mendoza

Precio: $660.

Este vino nace de parrales y viñas centenarios, con producción orgánica, con variedades en las que predomina la Criolla Grande y otras, como Sanjuanina tinta. “Nosotros tenemos dos fincas que tienen más de 80 años y poseemos Criolla Chica Blanca, Pedro Giménez, Moscatel blanco y rosado, Cereza, Criolla Grande, Canela, entre otras. Es un mundo amplio que todavía estamos analizando”, cuenta Lucas Niven, enólogo de la bodega.

“Las que les llamamos tintas, que en verdad son varietales rosados es la canela, la criolla chica y la criolla grande, con técnicas de sangrado en la vinificación y una buena maceración llegan a colores como los vinos Pinot Noir. Son vinos aromáticos, fáciles de tomar, frescos, marcando lo que es la tendencia mundial en vinos”, sostiene el enólogo.

Con cosecha manual, la fermentación se realiza con levaduras nativas en vasijas de concreto. El vino contiene sulfitos y es filtrado antes de su embotellamiento. No contiene ningún clarificante de origen animal, por lo cual es apto para veganos, vegetarianos y celiacos.

De color rojo con intensidad baja, en nariz se perciben notas a frutos rojos y hierbas, caramelo, tuti fruti. En boca es ligero y frescom de acidez media, con taninos presentes en la media boca. Vino muy

El Bautismo Criolla

Bodega: La Liga de Enólogos

Origen: Mendoza, zona este y centro.

Precio: $442,50.

De excelente relación precio-calidad, es una de las opciones más apropiadas para empezar a apreciar la uva criolla y, por qué no, la mejor expresión de la tradición nacional con la frescura que solo da una uva que encuentra su mejor versión en la cosecha temprana. Un rosado fácil de encontrar en la góndola, siempre está para tomar con su carácter muy expresivo, sabroso, con una acidez ideal que ayuda a abrir el apetito con una picada, justo para largar con la previa y hasta para hacerla más larga ya que los enólogos de La Liga lo hicieron para tenerlo en la frapera y tomarlo bien fresco.

“La Criolla es una variedad de uva de alta productividad e históricamente destinada a producir vinos para cortes. En La Liga de Enólogos rompimos los esquemas y tratamos a la Criolla como si fuera una ‘princesa’, con todo los cuidados y métodos de elaboración de alta gama. El resultado, un vino con un color agradable, aromas frutados y fresco en boca”, sostiene Fernando Sirerol, uno de los enólogos de la bodega.

La Liga busca con esta etiqueta redimir la variedad Criolla, nativa de nuestro país, y reconocer a los primeros hacedores de vino que hicieron de esta cepa el vino. De piel rosada, le trasfiere al vino un elegante color a cereza brillante. Su aroma de carácter florar y frutal, recuerda a las rosas y frutillas. En boca es fresco, ligero y de acidez equilibrada.

PUBLICADO EN DIARIO "ÁMBITO FINANCIERO", 7 de noviembre del 2021.

https://www.ambito.com/lifestyle/vino/cepa-criolla-seis-etiquetas-al-rescate-una-tradicion-n5312220