jueves, 29 de octubre de 2020

El enólogo argentino sorprendido por una danesa fanática de su vino y sus etiquetas.

 


El enólogo argentino sorprendido por una danesa fanática de su vino y sus etiquetas.

28 de octubre de 2020.

"El vino... ¡no sé por qué atrae de la forma que lo hace!", pregunta Jorge Rubio, como si todavía pese a sus más de 40 años de vida de enólogo la respuesta fuera un misterio a desentrañar. Dice que a él el vino le dio todo; le dio la oportunidad de viajar y conocer otros países, de visitar otras bodegas y distintas culturas.

Y algo de misterio hay. Como lo muestra la historia de la bodega que fundó en el 2003 en General Alvear, una pequeña localidad de la provincia de Mendoza en la que se encontró con sorpresas insólitas. Como aquella vez que una mujer danesa, fanática de los vinos que la bodega exporta a su país, se confeccionó un blazer íntegramente realizado en patchwork con más de 400 etiquetas de cuero que obtuvo de las botellas del Privado, la colección de malbecs y tintos insignia del enólogo.

Él cuenta esta anécdota desde su casa, aledaña a la bodega familiar en General Alvear. "Nuestra primera exportación fue a Dinamarca en el año 2007 y por lo visto nuestros vinos gustaron mucho", cuenta Jorge rememorando el día en que le llegó la foto. "En cierta ocasión, en 2017, el wine shop de Copenhague que vende nuestros vinos realizó una degustación y allí se presentó una joven, luciendo un saco realizado con las etiquetas de cuero del Privado. ¡La verdad es que fue toda una sorpresa para él y para nosotros!!" cuenta.

Los inicios como entrepreneur.

Sus reconocidas etiquetas de cuero, emblema de la marca y uno de los grandes atractivos a la hora de conquistar a aquellos consumidores que buscan probar un vino distinto., llamaron la atención. La singular etiqueta está labrada con el nombre de la cepa y el año de la botella: "El origen de las etiquetas de cuero fue un poco por casualidad: siempre me habían llamado la atención las etiquetas de los jeans, así que al momento de pensar en nuestra segunda etiqueta, parte por curiosidad y parte por la necesidad de diferenciarnos, nos lanzamos con la idea y resultó muy bien", cuenta Jorge.

Todo el proceso de producción del vino se realiza en la bodega familiar y esto incluye el pegado de las etiquetas, una por una, en forma manual como en los inicios.

Los vinos de la primera de sus marcas, llamada Finca Gabriel, en honor a su suegro viticultor, quien le cedió los viñedos donde cultivan las uvas propias, tienen una etiqueta de cartón con un lacito. Junto a su mujer Piky, empezaron cortando los cartones y anudándolos uno por uno.

Lo que inició como un modesto proyecto familiar, en poco tiempo creció a pasos agigantados, casi sin darles chance de internalizar la nueva realidad. "Si bien los orígenes fueron difíciles, tenía la inmensa satisfacción de hacer lo que quería", rememora Rubio. "No nos pesaban las dificultades, ni las horas de trabajo, al estar inmersos en lo que nos gustaba hacer". Contaron con ayuda: alquilaron una pequeña bodega para lograr su primera elaboración; sus colegas enólogos y conocidos les prestaron las bombas, los caños y las mangueras que les hacían falta y así sacaron sus primeras 20 cajas a la venta.

En el año 2006 compraron 7 hectáreas ubicadas en Ruta 143 N y Calle F, en el 2009 hicieron la primera elaboración ya en su propia bodega. Fue el primer gran logro, el que les dio la pauta de que habían comenzado un crecimiento que podía ser sostenido a lo largo del tiempo. Contaban con una nave de 30 vasijas y dos pequeñas oficinas. Hoy ya tienen cinco naves, 90 vasijas de distinta capacidad, una sala de recepción, oficinas, sala de reunión, sala de degustación, una cava para almacenar 1.500 barricas, fábrica de espumantes, salón de eventos y una fábrica de cognac.

"Desde que empecé tuvimos un crecimiento sostenido, vendiendo veinte cajas; después 50; al otro mes, 200 y a los 6 meses de iniciado ya me fui de la bodega donde yo trabajaba. Ya el cuerpo no me resistía tantas horas en dos lugares al mismo tiempo y elegí el proyecto personal", recuerda Rubio acerca de sus inicios como entrepreneur.

Un sueño familiar.

A los 45 años, después de haber trabajado desde los 18 como enólogo para una gran bodega mendocina que ya cerró sus puertas, Jorge Rubio fundó su propia bodega. Los medios de comunicación especializados, al ver que era uno de los primeros enólogos en crear sus propios vinos y manejar su propia marca, bautizaron a sus creaciones como "vinos de autor", y así fue como decidió adoptar la designación y un poco, también, creérsela. Sin soberbia, según aclara, pero también con el noble orgullo y el asombro de quien cumplió un sueño y ve superadas sus expectativas.


"En el año 2003, decidí hacer realidad lo que había soñado siempre, ya que, soy enólogo, el proyecto consistía en tener una marca propia de los vinos que elaboraba y el objetivo fue lograr destacarme en la presentación y comercialización", recuerda Jorge.

En ese entonces había pocos enólogos que hacían sus vinos ellos mismos. Rubio supone que él debe haber sido uno de los primeros mientras destaca que en la actualidad hay muchos jóvenes enólogos con marcas propias o pequeñas bodegas. "Hay un enólogo y escritor español que compara a los vinos de autor con una obra de arte, con un cuadro. Está el pintor que pinta por encargo y el que puede hacer su propia creación. En los vinos es lo mismo. Nosotros hacemos un poco lo que pide el mercado pero nos damos el gusto de hacer lo que nos gusta. A mí me gustan todos mis vinos, por eso me cuesta decir cual es el mejor; son como mis hijos, los quiero a todos por igual". Pero reconoce que el poder elaborar vinos con identidad propia fue parte de lo que contribuyó a diferenciar a la marca en el mercado, fue una estrategia de posicionamiento de marketing que resultó efectiva, tanto en el mercado nacional como en el exterior.

"Mis dos hijos trabajan conmigo: María Silvina que es la mayor y es escribana reparte su jornada entre su estudio propio y la bodeg; Germán, que estudió ciencias económicas en la capital de Mendoza y a los dos años se volvió y comenzóa trabajar conmigo", presenta y aclara: "Empezó de abajo, lavando pileta, haciendo el trabajo de un operario; después el encargado se fue y en la medida que fuimos creciendo Germán se incorporó a mi lado en la administración de la bodega". Quien completa el cuarteto de trabajo es Gisela, la enóloga que trabaja desde hace 15 años en la creación de los nuevos vinos. "Entre los 4 vemos cómo hacemos los cortes, si incubamos los vinos o no. En ese aspecto siempre he delegado. No soy una persona que se aferra al gusto propio, escucho mucho a los jóvenes". La fusión empresa y familia se amplió con cuando Piki, la mujer de Jorge, se jubiló y también se sumó a la bodega. Pero la influencia del grupo se extiende aun más, hacia la comunidad local. "Las empresas se enraízan al lugar, a su comunidad", observa Jorge. "Uno comparte con la gente que trabaja un montón de horas. Las vivencias que hay no solo de lo que ocurre en la bodega sino de lo que ocurre en la vida", observa.

Su último lanzamiento es el espumante Privado Blanc de Blancs, una nueva línea compuesta por dos espumantes de guarda elaborados con uvas 100 por ciento chardonnay del Oasis Sur mendocino con másde 30 meses de descanso sobre lías. Ya hace cuatro años que Rubio se embarcó en el proyecto de construir su propia champañera con el objetivo de elaborar vinos espumantes que transmitan la esencia de los suelos del sur mendocino y la pandemia no lo detuvo. Todo lo contrario, al ser los vinos un producto alimenticio en ningún momento su comercialización se detuvo por las medidas sanitarias de aislamiento obligatorio que se implementaron en el país a partir del 19 de marzo por el Covid-19. De hecho, la pandemia resultó en un crecimiento inusual de las ventas de vino, hasta un 68 por ciento de aumento en septiembre con respecto a agosto para la bodega, con lo cual las expectativas para la línea de espumantes, un producto estrella de las fiestas de fin de año, son optimistas.

"Solo extraño las degustaciones".

Como para todos, las celebraciones de diciembre, le resultan una incógnita. ¿Podremos reunirnos en familia a despedir el año? No lo sabemos, se extrañan los encuentros. Y entre ellos, el ritual más preciado de todo amante del vino: la cata. "Lo que más extraño en estos tiempos son los momentos compartidos en las degustaciones del equipo enológico, junto a mi hijo, donde se comparten sensaciones variadas y a la vez únicas".

Sin embargo, la ausencia de encuentros se compensa con la presencia de nuevos proyectos, el trabajo en equipo, las ganas y la posibilidad de mejorar.

"La otra ventaja que tiene nuestra profesión es que todos los años podés mejorar y evitar volver a cometer los errores que hiciste durante la elaboración pasada. Ya estamos pensando cómo vamos a hace la próxima elaboración. Creemos que podemos tener mejores vinos, mejor color, más estructura, aromas, en definitiva poder complacer al público", concluye. Y aclara: el rumbo no se orienta a crecer en cantidad sino en lograr mejores productos, tener más variedades y más calidad. En definitiva, a seguir disfrutando.

Publicado en Diario "La Nación". Imágenes del mismo medio.

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-enologo-argentino-sorprendido-fanatica-danesa-su-nid2481512

miércoles, 28 de octubre de 2020

En pandemia crecieron las ventas de vinos patagónicos.

 

Las ventas de los vinos de patagónicos crecieron en pandemia en un 50%, según explicó el dueño de la Bodega Patritti, quien destacó que «si bien la caída de ventas en el canal restaurantes fue muy fuerte, en las vinotecas creció mucho y aumentamos los despachos un 50% en la pandemia. Más que nada de los vinos de gama media y alta. Los de bajo costo no, porque si se le suma el transporte se encarecen. Con las exportaciones, nos encontramos con mercados bastante dormidos y los envíos no fueron muy importantes. El consumo de vinos de gama media y alta gama creció mucho, la gente como no iba a los restaurantes acompañaba la comida con un buen vino. Bebía productos de mejor calidad dentro de su casa».

Rubén Patritti, Presidente de Wines of Patagonia, señaló a BAE Negocios que «contamos con treinta bodegas concentradas en las provincias de Chubut, Río Negro, Neuquén y el sur de La Pampa, esa es la región vitivinícola de la Patagonia. Más al sur es muy difícil tener maduración. Tenemos el 2% de las vides del país, producen el 1,5%, porque tienen menor rendimiento que en la zona de Cuyo. Mientras en el Sur se producen 10.000 kilos por hectárea, en San Juan o Mendoza llegan a 40.000 o 50.000 kilos. Pero todos los vinos son de calidad media porque es más concentrada la uva. En 2019, la producción fue de 13 millones de litros».

Un tercio de las bodegas patagónicas exportan el 30% de lo que producen. Llegan a mercados como Estados Unidos, Holanda, España, Inglaterra, Brasil, Bélgica, entre otros. «Los vinos de la Patagonia son vinos aromáticos y concentrados, con bastante taninos, esto se debe al terruño. Producimos en Patagonia el 14% del pinot noir y el 7% de todo el merlot que se produce en el país. Son dos cepas insignias de Patagonia», indicó el dueño de la bodega Patritti y agregó que atravesaron la pandemia como pudieron, tuvieron algunos faltantes de insumos, botellas, corchos, pero ya se está normalizando, a la vez que anunció que está ultimando los detalles de la Expo Vinos de la Patagonia que se realiza el 30 de octubre en forma virtual.

La vitivinicultura patagónica no es ajena a la crisis económica que vive la Argentina. Por esa razón, los empresarios del sector aseguran que los programas de fomento para que la actividad cuente con incentivos que le permitan pasar la tormenta resultan indispensables. Por caso, el gobierno de Río Negro trabaja para fortalecer la actividad, que hoy cuenta con 1.623 hectáreas en producción.

Cabe señalar que la Patagonia argentina es una de las regiones que muestra cada vez más el potencial del pinot noir y el merlot. Concentra el 2% de las vides de todo el país, pero logró atraer a reconocidas familias empresarias como los Bulgheroni, Eurnekian y hasta sedujo al afamado enólogo danés, Hans Vinding Diers, quien junto a la condesa Noemí Cinzano invirtieron en la bodega Noemia. Los productores vitivinícolas del sur argentino buscan mostrar sus vinos al mundo y no los detiene la pandemia, por eso organizaron una feria virtual.

La bodega más austral pertenece a la familia Bulgheroni y se llama Otronia y está ubicada en el Valle de Sarmiento en la provincia de Chubut. El vino más codiciado de pertenece a la bodega Chacra y es el Pinot Noir Chacra 55 que cotiza a $6.500 la botella.

Publicado en ADN Río Negro, 28 de Octubre del 2020.

sábado, 24 de octubre de 2020

Italianos que hicieron historia en Argentina. Una de esas bodegas es la de la familia Graffigna de San Juan.


Italianos que hicieron historia en Argentina.

La Argentina es considerada el país del “nuevo mundo” de los vinos. El territorio principal es la región de Cuyo, que con la llegada de la gran inmigración europea, sobre todo italianos, a partir de mediados del siglo XIX, se produjo la llamada revolución vitivinícola, dándole vida a cientos de bodegas. Hoy, varios de esos establecimientos continúan elaborando vinos de alta calidad no sólo para el mercado local, sino para el resto del mundo.


En 1865 arribó a la Argentina Don Juan Graffigna. Este inmigrante de origen italiano no sólo traía consigo una gran experiencia vitivinícola ganada en su país natal, sino también excelentes variedades de uvas europeas, que incorporó en suelos argentinos, con características ideales para el cultivo de la vid. Más tarde, Juan Graffigna convocó a su sobrino, Santiago Graffigna.

Con solo 12 años subió a un barco con el objetivo de ayudar a su tío en una bodega San Juan y ganarse la vida en èpocas muy duras para la incipiente unidad de Italia. Unos años más tarde, en 1870 fundaría su propia compañía, que pronto se convirtió en una de las más importantes de la región.

Según datos de su propia página web, en 1885, Santiago lideró la expansión ferroviaria para llegar a nuevos consumidores. La bodega se convirtió en una de las primeras en Argentina en vender vino de marca.

El año 1895 marca el regreso a Argentina de Juan, hijo de Santiago. Trae de Italia nuevas ideas, como el uso del frío en la vinificación, nuevas cepas de uva, la instalación de los primeros compresores y tanques más grandes. Graffigna se destaca por ser una de las bodegas más innovadoras del país.

Ya en 1923 la familia Graffigna rompe algunos esquemas en relación al proceso de producción de vinos, ya que construyen un sistemade pendiente natural que implementa la fuerza de gravedad para trasladar las uvas.. La bodega comienza a embotellar su producto, que ya cuenta con una vasta colección varietal.

Más de 800 variedades de uvas son importadas de diferentes países de Europa para ser estudiadas, lo cual resulta en la colección más completa de cepas en Argentina.

En 1935 la bodega es una de las primeras en utilizar frío en el proceso de vinificación, así como el uso de dióxido de azufre líquido y dosificable. Además, instalan los primeros coladores, que permiten la elaboración de vino blanco elaborado a partir de uvas de color.

En 1970, al cumplirse el centenario del viñedo, es celebrado con la creación de la línea Gran Reserva, diseñada para honrar el legado de su fundador y creador.

En el año 2009 Graffigna es nombrada “Bodega del Año” en los Estados Unidos por el Critics Challenge, y Graffigna Centenario se convierte en el Malbec más premiado de 2007-2008.

Hoy esta bodega-museo cobija una interesante colección de objetos de los inicios de la vitivinicultura argentina y es uno de los establecimientos vitivinícolas más antiguos del país.

La mayoría de sus viñedos se encuentran ubicados en el centro sur de la provincia de San Juan, en el Valle del Tulúm, la Bodega tiene sus dos grandes viñedos, uno en departamento Pocito y otro en Cañada Honda y Pedernal en el departamento Sarmiento. Sus viñedos están situados entre 700 y 1600 metros sobre el nivel del mar.

- Valle de Pedernal: altitud es de 1400 metros sobre el nivel del mar. Variedades cultivadas: Shiraz, Cabernet, Malbec y Chardonnay.
- Pocito: altitud 600 metros sobre el nivel del mar. Variedades: Cabernet Sauvignon, Syrah, Chardonnay.
- Cañada Honda: altitud 1200 metros sobre el nivel del mar. Variedades: Cabernet Sauvignon, Shiraz, Malbec y Merlot.

En noviembre de 2003 se inauguró el Museo Santiago Graffigna, proyectado y construido por la Arquitecta Adriana Piastrellini, para preservar el patrimonio y la tradición de los fundadores.

https://graffignawines.com/nuestra-historia/

martes, 20 de octubre de 2020

Bodega Favretto de Villa Regina. OIR Merlot - Pinot Noir "Epidérmico".

OIR Merlot - Pinot Noir "Epidérmico".

La Bodega Favretto de Villa Regina (RN) lanza al mercado un particular Blend de Merlot y Pinot Noir denominado "Epidérmico" para la etiqueta OIR. Como siempre la bodega y su enología se encuentran a cargo de Gustavo Favretto.
Este Blend de dos cepas emblemáticas de la Patagonia se compone de un 60% de Merlot 2017 y un 40% de Pinot Noir 2016, ambos vinos se elaboran por separado en piletas de mampostería con levaduras francesas seleccionadas. Una vez hecho el corte el vino pasa por barricas de roble francés por 12 meses para finalmente filtrarse y fraccionarse.
Bodega: Favretto
Zona: Villa Regina - Río Negro

Color: rojo granate, brillante y de muy baja intensidad.
Aroma: frutado de fruta roja, ciruela, hierbas y toques ahumados; muy buena integración de su alcohol. Volumen medio de aroma.
Sabor: delicado y redondo, con ataque semi dulce y media acidez. En la boca presenta buen equilibrio de tendencia central, con sus taninos finos y baja sensación de astringencia al final de la cata. Su graduación alcohólica es de 13,6º; tiene cuerpo bajo "ligero" y persistencia media.
Valor: $ 400 

Calidad/Precio: Muy Buena 
Conclusión: Delicado Blend Patagónico de Villa Regina (RN) con aromas de fruta roja, ciruela, hierbas y toques ahumados. En la boca se comporta redondo, con finos taninos y buen equilibrio. Cierra con cuerpo, ligero, y persistencia media.
http://fabianmitidieri.blogspot.com/2020/10/oir-merlot-pinot-noir.html
Publicado en el Blog del vino patagónico de Fabián Mitidieri.

viernes, 16 de octubre de 2020

Más valor agregado y calidad en la producción de vinos riojanos.

 

Más valor agregado y calidad en la producción de vinos riojanos.

Junto al gobierno de la provincia y productores viñateros, el INTI acordó trabajar en conjunto para mejorar la calidad de los vinos caseros y artesanales. La idea es optimizar la producción y alcanzar mercados más competitivos.

Con el objetivo de agregar valor a la producción de vinos caseros y artesanales, el INTI cedió en comodato a la Asociación de Productores Viñateros y Elaboradores de Vinos Caseros Cordón de Velazco (ACOVE) de La Rioja una fraccionadora de vino semiautomática, una etiquetadora encapsuladora de botellas y una unidad de micro-filtrado de última tecnología.

El proyecto que se inicia tiene por objeto acompañar y asistir en un período determinado a productores de vinos caseros y artesanales para fortalecer el agregado valor a sus productos, y mejorar la industrialización de su proceso. Para ello, el INTI transfiere tecnología a los productores con el fin de obtener un producto de características y presentación similar al de las grandes bodegas.

La fraccionadora tiene una capacidad de producción de 400 botellas de 3/4 litros por hora, lo cual equivale a una producción promedio de 300 litros / hora. La etiquetadora, que acompaña al equipo,  es de origen italiano. La asistencia técnica que brinda el INTI al sector vitivinícola local completa un trabajo que se inició en el marco del proyecto Mejoras de las Economías Regionales, firmado entre INTI y la Unión Europea en el año 2011. El proyecto hizo foco en las regiones de NOA y NEA, y posibilitó la adquisición de la fraccionadora para el sector vitivinícola y otros equipos de laboratorios para el sector olivícola.

El objetivo del INTI es asistir por un período determinado a productores de vinos caseros y artesanales para fortalecer el agregado valor a sus productos y mejorar la industrialización de sus procesos productivos 

Desde ese momento, se realizó un trabajo constante y consensuado con los productores de vinos artesanales, sus asociaciones, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y con el gobierno de la provincia para encontrar la mejor solución a la problemática local y se llegó a la conclusión que los productores de vinos se encontraban limitados en la posibilidad de poder mejorar el proceso de envasado y elevar la calidad del producto final. Una vez relevados esos datos,  el INTI planteó la necesidad de fortalecer el agregado de valor del sector productivo local dentro del marco legal que establece el INV que plantea que cada elaborador podrá alcanzar una producción anual máxima de 4 mil litros de vinos caseros y/o de 12 mil litros de vinos artesanales. Además, el productor está condicionado a envasar en origen el producto antes de transportarlo, lo cual eleva la demanda tecnológica y lo hace casi inalcanzable a sus posibilidades.

A raíz de ello, la fraccionadora fue cedida en comodato a ACOVE para agregar valor al sector productivo de la región. El INTI, organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, realizará la asistencia técnica para orientar a los productores en el manejo del equipo y se ofreció a asesorar en otras áreas tales como buenas prácticas de manufactura,  inocuidad y calidad alimentaria, tecnologías de gestión y eficiencia energética entre otros temas de interés para el sector productivo. Si bien, en el inicio del proyecto participarán 14 socios de ACOVE, la idea es alcanzar con las asistencias técnicas a 100 productores de dos regiones bien definidas tales como la Costa Riojana y la región de Chilecito-Famatina.  

Por su parte, el gobierno provincial participa del proyecto a través de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de La Rioja que actúa como garante del convenio. Todos los actores del proyecto coinciden en que la mejor manera de transferir tecnología y lograr un salto de calidad en el producto, es contando con la fraccionadora y sus accesorios para permitir que los productores puedan acceder a mejores estándares de calidad e inocuidad en sus productos. La capacitación en su manejo y en buenas prácticas de manufactura es fundamental para alcanzar un correcto envasado, una mejor imagen y una calidad superior acorde a mercados más competitivos.

Fuente INTI, 9 de Octubre del 2020.

https://www.inti.gob.ar/noticias/21-asistencia-regional/1712-mas-valor-agregado-y-calidad-en-la-produccion-de-vinos-riojanos

miércoles, 14 de octubre de 2020

El vino en tiempos del Covid 19. ¡Yapay pu peñí! (¡Salud hermanos!) por el Ingeniero agrónomo Federico Witkowski (Río Negro).

El vino en tiempos del Covid 19. ¡Yapay pu peñí! (¡Salud hermanos!).


Tiempos de calma, tiempos de reposo, tiempos de tranquilidad absoluta, tiempos de reflexionar, tiempos de quedarse en casa, tiempos de irrestricto respeto a la norma ¡Tiempo de cuarentena!

Tiempo de ir descifrando porque los vinos cuestan lo que cuestan o porque una gran mayoría de los mismos cuestan lo que no valen.

Tiempos de degustar sin prisa. Para qué seguirlos acovachando? Uno adquiere real conciencia que no hay que guardarlos, para qué? si te agarra el COVID 19 y te fuiste con los Visconti.

Tiempos de recato, tiempos de recuerdos imperecederos, indelebles, cómo no rememorar ese vino Fernando G Refosco de la ex – bodega Juan Carlos Galassi (Paponi Hnos. S.R.L.), un tinto de color muy intenso y de paladar complejo, uno de esos vinos indicados para ser bebidos cuando los arreboles vespertinos de la Patagonia presagiaban una noche de senos desnudos.

O el champán Baronet “Vincit qui durat” (Vence aquel que perdura), de la bodega Barón de Río Negro SA, que hacía sonreír el alma cosquilleada por tantas brisas cortantes por burbujas como perlas, almas impetrantes y jubilosas que se gritaban a sí mismas ¡Salud!

¡Donde no hay vino, no hay amigos! porque quien ofrece vino, ofrece amistad. Pero en tiempos del COVID 19 adiós al vino que uno guardaba celosamente para festejar algún momento especial. Para qué? Para quién?

Tiempos del Corona virus en que uno entra a valorar los amigos y el vino, el vino y los amigos. Ahora sin amigos para compartir, nos aferramos al vino de la convivencia el cual nos permite conversar una botella cultivando la amistad, limando asperezas y estar en paz con uno mismo.

Y, por qué denostar los vinos envasados en tetra brik o bag in box? Esos vinos que los parroquianos escabian en los boliches periurbanos y que diariamente toman la mayoría de los mortales. Un inmejorable antídoto para paliar la adusta cuarentena.

Tiempo del Corona virus en Semana Santa en que la sangre del Nazareno se transmutó en vino y, entonces, como expresara el singular y talentoso poeta mendocino Armando Tejada Gómez: el hombre supo a vino y el vino a hombre.

Vinos en tiempos del COVID 19, tiempos de la reflexión enigmática, tiempos de develar el misterio de la incertidumbre metafísica.

¡Yapay pu peñí! (¡Salud hermanos!)

Texto: Ingeniero agrónomo Federico Witkowski (Río Negro).

Publicado en Mas Río Negro, martes 13 de octubre del 2020. 

https://www.masrionegro.com/2020/10/13/el-vino-en-tiempos-del-covid-19-yapay-pu-peni-salud-hermanos/

jueves, 8 de octubre de 2020

Bordalesas de bodegas reginenses y un poco de historia...

 Bordalesas de bodegas reginenses y un poco de historia...

Bordalesa de Bodega y Viñedos de Francisco M. Vecchi e Hijos.

Bodega Vecchi fue fundada en 1929 por Francisco Mariano Vecchi, uno de aquellos pioneros italianos.

“Transcurría 1925 cuando Francisco Mariano Vecchi, se asentó en la naciente Colonia Regina junto a su esposa y los proyectos para hacer crecer un emprendimiento productivo. Le demandó cuatro años de constantes trabajos, pero en 1929, pudo poner en marcha la bodega de elaboración de vinos que lleva su nombre, y que tras 90 años, aún sigue trabajando a cargo de los nietos del fundador.

Vecchi, había emigrado desde Italia hacia la Argentina en 1910, recorriendo distintos puntos del país, entre ellos el naciente Alto Valle rionegrino, donde fue administrador de 100 hectáreas que eran propiedad de Alfredo Viterbori, quien era gobernador del Territorio Nacional de Río Negro en aquellos años.

La posibilidad de crecimiento de esta zona lo impulsó a comprar tierras, aunque luego las vendió para regresar a Italia, formar su familia y retornar a la Argentina, puntualmente a Villa Regina en 1925, siendo uno de los primeros pobladores de esta ciudad, y uno de los pioneros en lo que hace la vitivinicultura regional.

“Venía de Italia, así que plantar vides, alfalfa, frutales, criar animales, estaba dentro de sus costumbres; y más que nada en aquellos años para sostener la familia. Desde que se asentó comenzó a trabajar para crear la bodega, la que se puso en marcha en 1929. Es decir que la bodega está antes de que Río Negro se transformara en provincia, y antes también de que naciera el Instituto Nacional de Vitivinicultura”, relató Ana María Vecchi, nieta del fundador.

La bodega nació junto a muchas otras que fueron creando los colonos italianos que se radicaron en Villa Regina, ya que esta ciudad llegó a contar con una veintena de bodegas en funcionamiento, aunque solo dos continúan con su tarea de elaboración en la actualidad.

“Francisco Mariano Vecchi, ya radicado en Regina tuvo tres hijo, Renato, mi padre que era el mayor, Rodolfo y Graciela. Renato fue quien continuó con la bodega, pero previamente hizo el secundario en Mendoza, donde salían formados como enólogos. Estuvo al frente de la bodega hasta 2011 cuando falleció, y partir de ese momento continuamos sus hijos (Ana, Mariano y Roberto)” comentó.”

·         De lo publicado en Diario “Río Negro” en la nota “Bodega Vecchi: 90 años de historia productiva” del día 7 de marzo del 2019.

Bordalesa de Bodega y Viñedos Suc. Ferrucio Favretto.


“La historia se remonta al año 1927 cuando arriba a la recientemente formada Colonia Villa Regina don Ferruccio Favretto, oriundo de Pagnano D'Asolo, provincia de Treviso, región del Véneto, con 19 años cumplidos. Como el grueso de los inmigrantes, soñaba con un porvenir distinto al que le deparaba su tierra de origen. Una vez instalado, rápidamente comenzó a trabajar en la construcción de canales y acequias para que el brazo ejecutor del agua transformara el despiadado erial en campo verde. Luego de laburar duro en diversas tareas en el ámbito rural, reúne los ahorros suficientes para adquirir su propia parcela de tierra, perteneciente a la Chacra Nº 104.

En el año 1944 implanta vides e inicia la construcción de tres piletas de mampostería, 1 de fermentación de 5000 litros y 2 piletas de conservación de 6200 y 6700 litros, así en el año 1948 su primer vino elaborado se transforma en un racimo de esperanzas.

En el año 1954, con la desaparición física de don Ferruccio, se hizo cargo de la bodega su viuda doña María Disiot, pasando a denominarse la firma Bodega y Viñedos Sucesión Ferruccio Favretto. Años más tarde, al adquirir la mayoría de edad sus hijos Juan y Adelino se hicieron cargo de bodega.

La actividad vitivinícola se fue expandiendo con el paso de los años hasta alcanzar una capacidad de vasija vinaria de 710.700 litros.”

Autor: Federico Witkowski.

Bordalesa de Viñedos y Bodega "La Cerdeña" de Antonio Daga.

Bordalesa del vino de Río Negro "El Trebiano de Guido Pancani que hace unos 85 años se comercializaba por la zona de Tres Arroyos.


"Guido Pancani llegó a la Argentina con sólo 20 centavos. Lo exiliaban de Italia sus creencias socialistas. Aquí logró un mejor porvenir para su madre, su esposa y sus hijas.

“Guido Pancani llegó al puerto de Buenos Aires desde la italiana ciudad de Pistoia, Región de Toscana (Italia) en 1923.

Era 1926 y hacía poco tiempo que se había formado la Compañía Italo Argentina de Colonización.

Guido compró a largo crédito diez hectáreas de tierra bruta que desmontó, emparejó y plantó. Luego mandó a llamar a su madre, Justina, y a sus dos hermanos, Antonio y Marino, para que se instalaran junto a él para trabajar la chacra en la Colonia Regina. Guido se casara con María Chiti.

“En Regina, Guido y María tuvieron a sus dos hijas mayores, Mari y Elda. Como ya eran muchos para vivir de la chacra, el matrimonio decidió instalarse en Tres Arroyos, donde Guido vendía productos del Valle como manzanas y sidra de la cooperativa “La Reginense”."

De acuerdo a lo publicado en Diario “Río Negro”, sábado 11 de febrero de 2006.


Bordalesa de BODEGA Y VIÑEDOS DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA VITIVINICOLA ING. LUIS A- HUERGO - VINO EL LOBO DE RÍO NEGRO.

lunes, 5 de octubre de 2020

TORRONTÉS DE ALTURA, EL BLANCO ESPECIAL DEL QUE COLOMÉ ELABORA LA MÁXIMA EXPRESIÓN Uva criolla y perfumada, despliega una personalidad sin paralelos en las alturas exageradas del trópico. Conocé la gema más preciada de esta colección.

TORRONTÉS DE ALTURA, EL BLANCO ESPECIAL DEL QUE COLOMÉ ELABORA LA MÁXIMA EXPRESIÓN.

Uva criolla y perfumada, despliega una personalidad sin paralelos en las alturas exageradas del trópico. Conocé la gema más preciada de esta colección.

En los valles del norte, entre quebradas y desiertos encendidos por la luz del sol y de los astros en días y noches transparentes, se producen algunas de las uvas más particulares del mundo. 

Con trazos de lima, pizca de azahar, rosas y piel de naranja, el Torrontés de altura es fragante como un perfume, mientras que en paladar gana frescura, cuerpo y tensión. Quienes busquen un blanco que quite el aliento, deberían saber que en esta variedad y en los Valles Calchaquíes se esconde la gema que están deseando.

“Nosotros lo cultivamos en dos niveles de altura –dice Thibaut Delmotte, enólogo de Bodega Colomé–:1700 y 2300 metros sobre el nivel del mar. Colomé Torrontés es un 90 a 92% de 1700 metros, de Finca La Brava, y el resto de los 2300, de Finca Colomé”, explica.

La combinación de alturas posibles, partiendo de un piso elevado, les permite conseguir un balance particular. Es que la altura ofrece tres vertientes bien diferenciadas: la insolación, el frío y la edad de los viñedos como piezas claves de la paleta estilística.

La criolla más famosa.

El Torrontés es una variedad nativa de Argentina, nacida de un cruzamiento producido naturalmente en el silgo XVII entre la blanca Moscatel de Alejandría y la tinta Listán Prieto. Es, en todo rigor, una uva criolla. Cuando se habla de Torrontés, sin embargo, se habla del Torrontés Riojano, uno de tres variedades hermanas que encontró en los valles norteños su mejor expresión.

La razón detrás de esta adaptación a la altura y el norte la explica Delmotte: “El Torrontés es una variedad de ciclo largo dentro de las blancas. En zonas de altura, consigue conservar la frescura, aunque es en suelos arenosos donde el efecto de los metros sobre el nivel del mar funciona a la perfección”.

Mientras que la altura proporciona climas frescos y amplitud térmica, los suelos arenosos le permiten madurar relativamente rápido. Por eso Cafayate y alrededores es el epicentro de la producción de Torrontés en Argentina, con 960 hectáreas cultivadas a unos 1700 metros. Sin embargo, bajo una ecuación parecida se pueden buscar terruños más elevados.

El caso Colomé.

Es el caso de la finca de Colomé: “A 2300 metros y sobre suelos un poco arcillosos y de granito –explica Delmotte– el Torrontés madura más lento, por lo que consigue un perfil cítrico bien atractivo, conserva más frescura y gana graso en boca”. 

En su caso, lo emplea como reserva de fruta para Colomé Torrontés, cuyo corazón es Cafayate con una pizca del viñedo de Colomé. Pero el origen no explica todo. “En el viñedo de Cafayate, Finca La Brava, trabajamos desde la poda para bajarle el rendimiento, de forma que el vino gana concentración y boca. En Colomé, en cambio, como son plantas de más de 100 años y en una zona extrema, naturalmente tiene poco rendimiento”.

Los extremos del Torrontés.

Así como en el norte el Torrontés da un perfil floral y cítrico, en el Valle de Uco, particularmente en Tupungato y Paraje Altamira, pierde el matiz azaharado y conserva sólo el cítrico.

“En Colomé trabajamos para conseguir lo mejor del carácter de la altura. El desafío es ofrecer un perfil floral sin resignar volumen de boca y, más aún, evitando el final de amargo que es característico de la variedad”, dice Delmotte. “El secreto, pienso yo, está en los terroir donde tenemos plantadas las fincas y en el trabajo de bodega, donde fermentamos bien frío, a unos 12°C, lo que nos ayuda a subrayar el estilo”, define.

Este modelo de Torrontés ofrece un amplio rango de maridajes posibles. Como gana profundidad y largo debido al cuerpo y la frescura elevada, es un blanco perfecto para comer, ya sea desde unas típicas empanadas salteñas a platos asiáticos como sushi, tempuras y salteados de cerdo. Donde mejor se luce, sin embargo, es con tapeos de mar y frituras.

Así, el ejercicio de la bodega es combinar viñedos para dar con el equilibrio perfecto para su Torrontés. Un balance en el que los aromas de azahar y lima, de rosas y de hierbas invitan a beberlo y en el que se abre un paladar que gana agilidad y frescura, con un volumen medio. Emblema de los valles de altura, Colomé Torrontés es un caso de estudio.

PUBLICADO EN VINÓMANOS.

https://vinomanos.com/2020/10/torrontes-de-altura-el-blanco-especial-que-elabora-colome/