jueves, 12 de marzo de 2020

Bodega Crotta: inmigración, dedicación y compromiso.-

Sin lugar a dudas, el vino es el producto que nos representa como mendocinos, no solo a nivel nacional sino también internacional. Sin embargo, producir esta bebida no es tarea fácil. Detrás de cada botella hay muchas horas de trabajo. Incluso, en algunas de ellas, podemos hallar los vestigios de una larga historia familiar. La Bodega Crotta es un claro ejemplo de los  vinos que almacenan historias familiares dignas de ser degustadas. Fue fundada por el italiano Eduardo Crotta en 1933 y se convirtió con el tiempo en una de las bodegas más renombradas del país. Actualmente, está dirigida por su nieto Carlos Crotta, quien amablemente accedió a conversar con itMendoza sobre los orígenes de esta tradicional empresa.

La fundación de la Bodega Crotta

Los comienzos…

Mi abuelo nació en Italia en 1905, en una comunidad que se llama Romagnese ubicada en la provincia de Pavía. Allí hay un pequeño pueblo denominado “La Crotta”, justamente porque viven 33 familias que portan este nombre como apellido”, contó Carlos. “Mi abuelo vino a la Argentina en 1919. En Buenos Aires, empezó a hacer miles actividades, como todo inmigrante. Aunque, quizás, la diferencia con nuestro abuelo fue que él trabajaba el doble o el triple. Siempre fue muy inquieto”, reflexionó.
Carlos Crotta, actual director de la bodega y tercera generación de la familia que trabaja en el negocio
El abuelo fue changrarín en un reparto de bebidas y a partir de allí le gustó ese tema. En 1927, alquiló un depósito y comenzó a distribuir distintos tipos de productos, como aceite de oliva y vinos”, detalló.
Mi abuelo estableció como fecha de fundación de la empresa el año 1933 porque en ese momento fue cuando empezó a fraccionar vino en Buenos Aires, que compraba en Mendoza”, señaló Carlos. De este modo, el emprendimiento de Eduardo inició un proceso de crecimiento, el cual se vio beneficiado con la crisis del ’30. Sin embargo, el fundador de Crotta no disfrutó de manera individual su éxito, sino que: “Él le dio trabajo a mucha gente que venía de Italia y de España. En los repartos que se hacían en Buenos Aires, donde había almacenes españoles él ponía preventistas españoles y donde había italianos, colocaba preventistas italianos”.
Finalmente, en 1950, Eduardo decidió instalarse en Mendoza. “Vino a acá y empezó a buscar bodegas. Al encontrar esta, aunque mucho más chica en aquel momento, la compró”, contó el nieto.

La torre Crotta.

La bodega cuenta con una torre de 33 metros que actualmente sigue en pie y que es el emblema del lugar. Sin embargo, dicha construcción no fue creada con un mero fin estético, sino estratégico. “La autopista actual no pasaba por acá sino que estaba a dos kilómetros y medio. Entonces el abuelo decidió hacer la torre para que vieran la bodega desde la otra ruta. Al final, se convirtió en nuestro símbolo”, explicó.
La emblemática torre Crotta que a la lejanía ya puede divisarse

Las innovaciones del abuelo.

Eduardo Crotta fue un verdadero visionario. Su espíritu inquiero lo llevó a realizar grandes innovaciones en el ámbito vitivinícola. “El abuelo tuvo dos grandes amigos en la industria: Don Pacífico Tittarelli y Don Quinto Pulenta. Ellos catapultaron la vitivinicultura argentina. Entonces, para no competir con sus amigos, el abuelo quiso hacer algo distinto. Así comenzó a hacer vinos dulces”.
Además, Eduardo fue quien impulsó principalmente en Buenos Aires el consumo del moscato con la pizza y la fainá, combinación considerada “incorrecta” en Italia. Y no solo eso: “el abuelo marcó otros íconos comerciales como la damajuana. Él la trajo de Uruguay con la ayuda de un amigo que tenía una cristalería”. 

El compromiso de la Bodega Crotta con la sociedad.

La empresa Crotta no se destaca solo por sus vinos, sino también por su colaboración con la comunidad. En 1999 crearon en una de sus fincas una escuela para adultos. “Habíamos detectado que había mucho analfabetismo”, comentó el director.
Sin embargo, su contribución a la comunidad no terminó allí. Años después, la bodega abrió un Centro Educativo para los hijos de quienes trabajaban en la empresa. Carlos recuerda la complejidad que implicó dicha tarea: “Es todo un tema cultural. El padre muchas veces nos decía: ‘¿cómo yo no le voy a enseñar a mi hijo a cosechar?’ Ellos lo habían aprendido de sus padres y a su vez, estos de sus abuelos. Sin embargo, nosotros les explicamos que queríamos que les enseñaran pero en el momento justo”.
Bodega Crotta - En esta bodega también se realizar actividades culturales, como exhibiciones y shows musicales
La Bodega Crotta también lleva a cabo eventos culturales en su espacio Guillermina

Visitar la Bodega de la Familia Crotta.

La bodega que inició aquel joven Eduardo de 14 años y que hoy en día cuenta con más de 50 productos puede conocerse sin costo alguno. Los días de visitas son: lunes a viernes de 9 a 17 y los sábados de 9 a 13. Además, se hacen degustaciones gratuitas. ¡No pierdas la oportunidad de probar sus vinos!
empreCamila Ramos Lavin

Autore: Camila Ramos Lavin

Soy Licenciada en Letras por la UNCuyo. Me gusta mucho aprender la lengua, la cultura y la historia de otros países, así como también enseñar la nuestra. Por la lengua y la cultura italiana tengo un sentimiento muy especial que no puedo terminar de definir en palabras, por ello deseo seguir aprendiendo sobre este bello país.

Publicado el 6 agosto 2019.
Fuente de información e imágenes:
https://mendoza.italiani.it/bodega-crotta/

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