sábado, 31 de diciembre de 2022

Vinos argentinos: balance 2022 entre números y tendencias.

 


Para la industria vitivinícola, como en la realidad del país, fue un año de altibajos. Las perspectivas para 2023 y la preocupación por el consumo y la tolerancia cero.

Se cierra un año que para muchos será recordado por el mundial, es verdad. Pero también se cierra un 2022 en que pasó de todo: la inflación fue el tema del año (lo es desde hace más de una década), un año en que la justicia estuvo en boca de todos (a favor y en contra), mientras que la injusticia no desapareció de los escenarios.
Para el vino, en todo caso, el 2022 supone un año con algunos altibajos, muy a tono con los picos de adrenalina y los momentos depres de este país.

Puestos a elegir, este 2022 marcó algunos elementos centrales en materia de vinos. Son:

El negocio exportador.

En términos de negocio de exportación y con los datos disponibles –hasta octubre de este año– 2022 no ofrece grandes sorpresas ni al alza ni a la baja. Sigue dentro de lo esperable, con unos 700 millones de dólares facturados, pero faltan dos meses en esa cuenta. Dicho así, el año que se va redondeará unos 850 millones de dólares –prorrateando mes a mes con los datos de 2021– lo que supondrá una ligera caída respecto al 2021 y una mejoría respecto a 2020. Estados Unidos continúa siendo el principal mercado para los vinos argentinos (1/3), seguido de Reino Unido (12,8%) y Brasil (11,1%). Los datos los aporta el Observatorio Vitivinícola.

El vino que bebimos.

El mercado doméstico está complicado con la inflación y las restricciones que suponen algunos precios cuidados y otros descuidados. En ese sentido no escapa a la ilógica de este país en que un día estamos trepado a un semáforo festejando y al rato nos estrellamos contra el asfalto. En efecto, este 2022 hasta octubre ofrece un crecimiento de despachos de vino en torno al 2,6% respecto de 2021. Un ligero repunte si se toma en cuenta que 21 sobre 20 había ido a la baja (-11%). El dato de color –nunca mejor dicho– es que los blancos en 2022 crecieron en el orden del 13,4% respecto al año anterior. Acá la comparación entre 2021 y 2020 es mejor aún: el blanco crece otros 17%, lo que refrenda una tendencia al alza. Siempre medido en despachos, es decir, lo que sale de las bodegas.

Entre estos valores curiosos, los espumosos vuelven a la calle. Si 2021 fue un mal año para las burbujas debido a que no hubo botella, 2022 ofrece números positivos en torno al 21%. Siempre siguiendo despachos medidos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Precios.

Para el merado exportador los precios se acomodaron respecto a 2021 y 2020, porque la inflación global dio cierto aire para tocar precios, contrario a lo que sucedió en la década pasada. Hoy el recio promedio para exportación es de 3,1 dólares por botella, equivalente a 2016, luego de que cayeran de forma sistemática entre 2018 y 2020.

En el mercado doméstico, sin embargo, reina un proceso algo descriteriado. Los vinos de la base de la pirámide se recompusieron parte frente a la inflación, y no es fuera de la regla encontrar vinos que ajustaron hasta el 80%, contrario a lo que dicen los datos del INDEC. Es en las gamas medias, por arriba de los 2500 pesos, donde hay vinos que no se han movido respecto a marzo y otros que le dieron hasta dos vueltas. Si el consumidor tiene que elegir, en este segmento es donde se puede hacer gran diferencia. En una medición particular para el Informe Malbec que elaboramos en Vinomanos.com hemos visto vinos que se plancharon y bajaron entre uno y dos escalones respecto a la categoría, pero sin cambiar la cosecha, es decir, que se ajustaron a un precio más lógico o apostaron por ganar mercado. El 2023 dará su veredicto.

Puntajes en alza.

El 2022 fue un buen año en materia de reconocimiento y puntajes para los vinos domésticos. Hubo un puñado de trepó hasta los 100 en prestigiosas publicaciones –algo que parece ya una realidad cotidiana para algunas marcas– mientras que la percepción general de la crítica internacional arroja resultados más interesantes cada año. Es verdad: buena parte de los íconos catados representa la cosecha 2019 que fue muy buena.

Tolerancia cero.

Este 2022 que se va ofrece ciertos nubarrones para la industria del vino y las bebidas alcohólicas en general. El ascenso de la tolerancia cero en el test de alcoholemia amenaza con la caída de consumo sobre todo en restaurantes y canal de botella abierta. La última jurisdicción en asumir este criterio fue la provincia de Buenos Aires, sumándose a Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Tucumán. Todo pareciera indicar que el endurecimiento de este criterio se volverá nacional en 2023 ya que falta la aprobación en diputados para la aplicación federal.

Al cierre del año no se habla de otra cosa que del precio de la uva para el 2023. La helada general de octubre y noviembre pasado mermó la producción y hay cierto nerviosismo respecto de cómo incidirá en el precio. Pero se se verá en vendimia. Por ahora es el coletazo del 2022 que toca a su fin.

Por Joaquín Hidalgo.

Publicado en el Diario La Mañana del Neuquén. 

31/12/2022.

https://www.lmneuquen.com/vinos-argentinos-balance-2022-numeros-y-tendencias-n981537

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