martes, 11 de noviembre de 2025

Desregulación vitivinícola: ¿Qué cambia para el INV y los productores?

 


Desregulación vitivinícola: ¿Qué cambia para el INV y los productores?

¿Adiós al control estatal en bodegas? El Gobierno deroga 973 normas y enfoca al INV solo en calidad final.

En un movimiento audaz hacia la desregulación, el Gobierno nacional promulgó la Resolución 37/2025, publicada en el Boletín Oficial, mediante la cual se dejan sin efecto 973 disposiciones que regulaban las funciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Esta medida redefine por completo el rol del organismo estatal, que abandona el monitoreo exhaustivo de la cadena productiva —desde la vid hasta el embotellado— para concentrarse exclusivamente en la verificación de la calidad del vino terminado.

Para los actores del sector vitivinícola —productores, bodegueros y exportadores—, esta reforma representa el fin de una era de intervencionismo estatal y el inicio de una mayor autonomía operativa. El cambio no solo elimina trámites burocráticos, sino que busca impulsar la competitividad en un mercado global desafiante, marcado por la caída en el consumo y el auge de alternativas como el vino sin alcohol.

¿Qué cambia para el INV y los productores?

Históricamente, el INV intervenía en todas las etapas del proceso vitivinícola: controles en la cosecha, fiscalización durante la elaboración, autorizaciones para el transporte y certificaciones de trazabilidad. Estas instancias, obligatorias hasta ahora, generaban un flujo constante de permisos y visitas inspectivas.

Con la nueva normativa:

Los productores ya no están obligados a obtener certificación de origen, añada o varietal, que pasan a ser opcionales.

El INV solo tomará muestras del producto final embotellado para analizar su aptitud para el consumo humano.

Se eliminan 140.000 permisos de tránsito emitidos en 2024 y más de 5.000 inspecciones, muchas de ellas repetitivas —incluso cada dos días en la misma bodega—.

Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, describió la medida como un "giro estructural": "Se deja atrás un régimen en el que el Estado pretendía controlar cada paso del proceso productivo para pasar a un modelo enfocado exclusivamente en garantizar la aptitud para consumo del vino".

El funcionario criticó la "burocracia absurda" que complicaba un negocio ya de por sí desafiante, afirmando: "La mayoría de las bodegas no tiene problemas; ya bastantes dificultades tiene el negocio en sí mismo para que el Estado complique las cosas".

Contexto del sector: Competitividad en un mercado global en declive.

Argentina se posiciona como el quinto productor mundial de vino, con una producción anual de aproximadamente 900 millones de litros y exportaciones que alcanzan los u$s800 millones. Sin embargo, el sector enfrenta vientos en contra: disminución global en el consumo de vino tradicional, emergencia de tendencias como el vino sin alcohol y presiones climáticas que afectan rendimientos.

En este escenario, la flexibilidad regulatoria emerge como un imperativo. Sturzenegger argumentó: "Es un imperativo darle a la industria la flexibilidad y libertad necesarias para adaptarse a este cambiante entorno". La desregulación busca reducir costos operativos, agilizar logística y fomentar innovación, permitiendo a las bodegas responder ágilmente a demandas internacionales.

Además, la resolución acota el margen de acción de los inspectores para minimizar riesgos de corrupción: "Menos burocracia son menos oportunidades para la corrupción", señaló el ministro. "Los inspectores sólo tomarán muestras de los productos embotellados y los enviarán a analizar, cerrando la puerta a la discrecionalidad". Y agregó: "En otras palabras, ya no andarán los inspectores del INV interfiriendo en la producción de las bodegas, un reclamo de los productores que se repetía sin cesar". Su frase cierre resume el espíritu: "La libertad siempre encuentra su camino".

Alcance de la reforma.

La Resolución 37/2025 impacta a todos los eslabones del sector:

  • Productores de uvas.
  • Bodegas y establecimientos de mosto o espumosos.
  • Plantas de fraccionamiento y distribuidores.
  • Exportadores e importadores.
  • Laboratorios y operadores vinculados al sector.

Este alcance integral asegura una transición uniforme, eliminando asimetrías regulatorias. Para las bodegas pequeñas y medianas, que representan la mayoría en regiones como Mendoza y San Juan, la eliminación de trámites obligatorios podría traducirse en ahorros significativos en tiempo y recursos, redirigidos hacia calidad e innovación.

Expertos del sector coinciden en que, aunque la adaptación requerirá un período de ajuste, la medida alinea a Argentina con estándares internacionales más liberales, como los de Chile o Australia, donde el foco estatal está en la calidad final y no en el proceso intermedio.

Implicaciones a largo plazo.

Esta desregulación no solo reduce la carga administrativa —equivalente a décadas de normativas acumuladas—, sino que posiciona al sector para enfrentar desafíos futuros. Con un mercado global en transformación, la autonomía productiva podría acelerar la adopción de tecnologías como vinificación sostenible o variedades resistentes.

Sin embargo, voces críticas advierten sobre la necesidad de mecanismos voluntarios de trazabilidad para mantener la reputación argentina en exportaciones premium. El INV, ahora más enfocado, podría fortalecer su rol en certificaciones opcionales y vigilancia sanitaria, garantizando que la "aptitud para consumo" no comprometa estándares.

En síntesis, la derogación de 973 normas marca un hito en la política económica vitivinícola, priorizando eficiencia sobre control. Para un sector que genera empleo en miles de familias rurales y contribuye al PIB nacional, esta libertad regulatoria podría ser el catalizador para un renacimiento competitivo. El tiempo dirá si, como promete Sturzenegger, "la libertad encuentra su camino" hacia bodegas más prósperas y vinos de excelencia mundial.

Fuente: Agencias con aportes de +P.

Publicado en Más Producción.

LA MAÑANA DE NEUQUÉN.

https://masp.lmneuquen.com/vitivinicultura/desregulacion-vitivinicola-que-cambia-el-inv-y-los-productores-n1216987

martes, 28 de octubre de 2025

BODEGAS Y VIÑEDOS DE MAINQUÉ, RÍO NEGRO, PATAGONIA ARGENTINA.



Mainqué y el auge del Pinot Noir: cómo este pueblo rionegrino se volvió capital del vino patagónico.

Mainqué celebra 100 años y se afianza en la producción de vino patagónico.

En el centenario de su fundación, la localidad vive un gran impulso productivo. Su terroir, el recurso hídrico y el empuje de nuevos proyectos posicionan a Mainqué como epicentro del Pinot Noir y motor de la economía regional.

Mainqué celebra su centenario con una identidad que se afianza entre los viñedos. Lo que comenzó hace décadas como un pequeño poblado del Alto Valle, hoy se proyecta como un punto fuerte de la vitivinicultura patagónica, reconocido por la calidad de sus suelos, la pureza del clima y la elegancia de sus vinos.

 “Río Negro está en el foco de la vitivinicultura nacional, llamando la atención de enólogos y nuevos actores que buscan instalarse en esta actividad”, explica Mariana Cerutti, directora de Vitivinicultura de la provincia. Según la funcionaria, las condiciones naturales y la disponibilidad de agua convierten a la región en un territorio privilegiado dentro del mapa del vino argentino.

Cerutti destaca que Río Negro es una de las provincias más ricas en recurso hídrico, un diferencial que contrasta con el déficit que enfrentan otras zonas productoras del país. A esto se suma una amplitud térmica ideal, con días cálidos y noches frescas, que permite una maduración lenta y equilibrada de la uva.

“Nuestro clima genera una fruta marcada, con vinos elegantes y sutiles, de acidez balanceada. Eso nos distingue del resto del país”, señala. La composición de los suelos y el manejo del riego completan una ecuación que da origen a vinos únicos, especialmente en el caso del Pinot Noir, una cepa exigente y de gran delicadeza. “El Pinot Noir rionegrino no se parece a ningún otro del país. Tiene una suavidad y elegancia particulares, una expresión que solo se logra en estos valles”, remarca.

Con una población pequeña y un perfil productivo en expansión, Mainqué se consolidó como un polo vitivinícola de excelencia. En sus márgenes del río y también sobre la barda norte, productores locales desarrollan viñedos que sorprenden por su calidad.

“En diferentes degustaciones a ciegas, los vinos de Mainqué fueron elegidos como los mejores por el consumidor final. Eso demuestra que la zona tiene un potencial enorme”, comenta Cerutti.

“Río Negro está en el foco de la vitivinicultura nacional, llamando la atención de enólogos y nuevos actores que buscan instalarse en esta actividad.”

Desde la Dirección de Vitivinicultura, el gobierno provincial impulsa programas de financiamiento, mejora integral de viñedos y asistencia para la exportación. El objetivo es que cada vez más bodegas pequeñas y medianas puedan acceder a mercados internacionales y fortalecer el enoturismo, una de las actividades que más crece en la región.

“El enoturismo es una unidad de negocio clave: permite vender directo, generar experiencias y fortalecer la economía. Cada visitante que pisa una bodega impulsa todo el entorno: la gastronomía, el alojamiento, los servicios”, sostiene Cerutti.

Otro eje es la sustentabilidad. Se avanza en certificaciones orgánicas, energías renovables y un uso más eficiente del agua. “Trabajamos para que los viñedos y las bodegas sean cada vez más conscientes con los recursos. Tenemos bodegas que ya producen hasta un 80% de su energía con paneles solares”, dijo.

Noemia: identidad, sustentabilidad y orgullo. Hans Vinding.

Fundada sobre una bodega construida en 1952, Bodega Noemía es uno de los proyectos que mejor sintetiza la historia y la evolución de la vitivinicultura en Mainqué. Su viñedo más antiguo data de 1932, y desde entonces la combinación de clima, agua pura y manejo orgánico le otorgan a sus vinos un carácter único.

“Nuestra bodega está profundamente ligada al desarrollo vitivinícola de Mainqué. Después de 24 años de trabajo, alcanzamos un nivel cualitativo alto, pero siempre buscamos mejorar”, destaca el reconocido enólogo Hans Vinding.

Desde sus inicios, Noemía exporta gran parte de su producción y hoy sus vinos están presentes en más de 25 países, contribuyendo al posicionamiento del vino patagónico en el mundo. En 2025, la bodega recibió la certificación de sustentabilidad, reflejo de su compromiso con el entorno social, ambiental y económico.

“El centenario de Mainqué nos da orgullo. Nos hace mirar atrás y proyectar el futuro.”

Miras: la esencia de Mainqué en cada vino.


En el corazón de Mainqué, la Bodega Miras se convirtió en parte de la identidad del lugar. Desde su llegada, Marcelo Miras y su familia transformaron un viñedo histórico —plantado en 1958— en un proyecto que combina trabajo, comunidad y respeto por la tierra.

“La gente nos recibió muy bien, enseguida sentimos esa cercanía”, recuerda Miras, quien compró la chacra en 2017 y desde entonces impulsa una producción cuidada, casi artesanal. Con apenas ocho hectáreas en producción y un equipo de unas diez personas, elaboran cerca de 90.000 botellas por año, donde el Malbec, el Pinot Noir y el Cabernet conviven con una blanca tradicional del valle: el Torrontés mendocino, con el que producen vinos naranjos de baja graduación alcohólica.

“Nos gusta la tranquilidad del pueblo, el contacto con la naturaleza y su espíritu de comunidad.” Marcelo Miras.

“El gran desafío de cada año es hacer un vino mejor, sin perder la esencia del pueblo y su espíritu de comunidad”, resume Miras.

Mabellini: un siglo de historia y un futuro en marcha.


En una chacra centenaria de Mainqué —donde en 1912 la familia Verdecchia plantó las primeras vides—, Bodega Mabellini Wines continúa una historia que lleva más de cien años de vida productiva. Hoy, el proyecto familiar encabezado por Carlos Alberto Mabellini y Lorena Nicolás Creide combina el legado vitivinícola del Alto Valle con una mirada moderna y comprometida.

Mabellini, junto a su familia recuperó los antiguos viñedos y mantiene en producción una bodega que nunca dejó de elaborar vino desde 1912.

“Llegar a Mainqué fue volver a nuestras raíces. Más que una coincidencia, fue un regreso al lugar donde la historia familiar y la historia del vino se cruzan.” Lorena Nicolás Creide (Bodega Mabellini Wines).

“El centenario de Mainqué representa una oportunidad para celebrar y proyectar: honramos a quienes nos precedieron y soñamos con que Mainqué siga siendo un referente del vino patagónico”, coinciden.

Finca Aniello: legado familiar y una tierra inigualable.


Fundada en 2012, Finca Aniello nació con el propósito de continuar una tradición vitivinícola familiar que comenzó hace más de un siglo en Sorrento. La bodega recuperó una chacra histórica a orillas del río Negro y una construcción de 1927 que conservaba viñedos únicos, entre ellos un Malbec de 1947 y uno de los pocos Trousseau plantados a pie franco en el mundo.

“Mainqué arrancó un camino ascendente en el reconocimiento de sus vinos.” María Cruz de Finca Aniello.

Hoy la bodega cuenta con 55 hectáreas de viñedos y una capacidad de 650.000 litros, exportando sus vinos a Rusia, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Malta, Perú y Brasil. Su Pinot Noir, emblema de la zona, fue elegido dos veces como el mejor en catas a ciegas, un reconocimiento que enorgullece tanto a la empresa como a la comunidad local.

“El centenario de Mainqué es un motivo de alegría. Esta tierra tiene identidad y potencial para seguir creciendo”, destacan, convencidos de que el futuro del vino patagónico se construye con trabajo, pertenencia y compromiso.

Publicado en el Rural del Diario Río Negro, 28/10/2025.

https://www.rionegro.com.ar/rural/mainque-celebra-100-anos-y-se-consolida-como-polo-del-vino-patagonico-4352055/

Nota: faltó a lo publicado por el Diario Río Negro con motivo de los 100 Años de la localidad rionegrina otra bodega y viñedos, como los publicados, que es Bodega Chacra.

Estas bodegas y sus viñedos jerarquizan la vitinícultura rionegrina son creadoras de riqueza y trabajo.

BODEGA CHACRA.

Bodega Chacra fue creada por Piero Incisa della Rocchetta en 2004 con la intención de encontrar la expresión más libre del clima, microclima y territorio de Mainqué en la región del Río Negro en la Patagonia.

Piero Incisa della Rocchetta es descendiente de una familia profundamente vinculada con la historia de Italia que llegó a a estas tierras para llevar adelante su propio proyecto en Mainqué denominado Chacra. Allí logró elaborar un vino pinot noir diferente, celebrado por críticos de alrededor del mundo.
Su entusiasmo por la producción vitivinícola nació en su casa, con su abuelo el marqués Mario Incisa della Rocchetta, que fabricaba en su finca Tenuta San Guido, un vino de la casa para consumo familiar llamado Sassicaia
Piero llegó al Alto Valle del río Negro seducido por un pinot noir patagónico que probó en Nueva York.

En el 2014 la zona de Mainqué fue considerada por expertos de diversos lugares del mundo como el mejor terruño para la producción de Malbec.

"Los mejores aromas, los vinos más complejos y elegantes, persistencia y sobre todo integrado, en cada sentido”, plasmaron en  la calificación que hicieron al respecto. 
Los resultados fueron contundentes y comunes a las tres encuestas, realizadas en las 10 mejores bodegas  y zonas de Argentina, en el marco de la Degustación "Malbec from Diferent Terroir”. Entre las visitadas se encuentran: Colomé, Famatina, Vistabalba, Pedriel, Altamira, La Consulta y Añelo, entre otras.
 
Los "Reviewers" (revisores) que analizaron los datos, todos prestigiosos representantes del Reino Unido (Tim Atkin), Canadá (LCBO buyers) y Estados Unidos (Top Sommeliers), fueron los encargados de convocar a  las bodegas y reunirse, en distintos momentos  y por separado, durante 6 semanas. 
La región de Mainqué, Río Negro – Patagonia el mejor terruño de la Argentina para la producción de los vinos Malbec.
Y se considera como cepas que se da muy bien en la zona de Mainqué el Pinot Noir.
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Bodega Miras: un terroir que late con Mainqué.

Marcelo Miras y su familia transformaron un viñedo histórico en un proyecto que une trabajo, comunidad y amor por la tierra.

En Mainqué, un pueblo que todavía conserva la calma del río y el ritmo de las chacras, la Bodega Miras se ha convertido en parte de la identidad local. No es solo un emprendimiento vitivinícola: es una historia de encuentro entre una familia y una comunidad que se reconocen en los mismos valores: el trabajo paciente, el respeto por la tierra y la sencillez cotidiana.

“Cuando llegamos acá, la gente nos recibió muy bien. Empezamos a ir a la panadería, a la verdulería, a los negocios del pueblo, y enseguida sentimos esa cercanía”, cuenta Marcelo Miras, enólogo y propietario de la bodega. Esa relación se mantiene viva: la bodega compra insumos localmente, participa en las actividades del pueblo y abre sus puertas a visitantes que buscan conocer una parte esencial del alma patagónica.


Miras llegó a la zona en 1990 y muchos años después decidió echar raíces en Mainqué. En 2017 compró la chacra con viñedos plantados en 1958. El desafío era grande: recuperar esas viejas plantas, ponerlas en valor y rescatar un patrimonio vitícola histórico de Río Negro.  “Fue un trabajo de paciencia. La vid es muy noble: cuando la tratás bien, responde de mil maravillas”, explica. Hoy, de esas ocho hectáreas de viñedo en producción, nacen alrededor de 80.000 kilos de uvas al año, que dan origen a unas 90.000 botellas de vino.

La bodega, pequeña y familiar, tiene algo de taller artesanal. Trabajan unas diez personas de confianza,contando la familia. Cada vino lleva la impronta de esa enología práctica, sencilla y sensitiva. “No hacemos cosas rebuscadas. Respetamos las técnicas tradicionales y prestamos mucha atención a las uvas”.

En el viñedo conviven el Malbec, el Pinot Noir, el Cabernet Sauvignon y el Cabernet Franc, además de una variedad blanca tradicional del valle, el Torrontés mendocino, que los antiguos productores llamaban “la loca blanca”,  con estas uvas se elaboran vinos naranjos y con baja graduación alcohólica. El respeto por el medio ambiente atraviesa todo el trabajo.

Marcelo describe que el entorno natural se convierte en parte del día a día: “Nos pasa que en la chacra escuchamos los grillos, los sapos, los pájaros al amanecer… cosas que en la ciudad se van perdiendo. Después de la pandemia vimos volver especies de aves que hacía mucho no aparecían. Eso habla del equilibrio que hay cuando uno cuida el lugar donde vive”.

La familia tiene otra bodega en Fernández Oro donde se hacen algunas producciones y en Mainqué se elaboran partidas más pequeñas, ya que es una bodega garage. Los visitantes pueden coordinar visitas con reserva previa a través de las redes sociales de la bodega. La Bodega Miras forma parte de la ruta del vino de Río Negro, que promueve el enoturismo y el desarrollo local.

“El gran desafío de cada año es hacer un vino mejor”, dice Marcelo, con la calma de quien trabaja a cielo abierto y sabe que el tiempo y el clima son parte de la ecuación. Pero más allá de la técnica, hay algo que no cambia: el deseo de mantener viva la esencia del lugar. “Nos gusta la tranquilidad del pueblo, el contacto directo con la naturaleza. Y sobre todo, conservar esa identidad de Mainqué, su espíritu de comunidad. Eso, para nosotros, también se refleja en el vino.”

Publicado en Diario Río Negro.

https://www.rionegro.com.ar/sociedad/bodega-miras-un-terroir-que-late-con-mainque/

domingo, 12 de octubre de 2025

Castel Conegliano. El primer Prosecco argentino desde las Sierras Atlánticas.


Castel Conegliano.

Castel Conegliano. El primer Prosecco argentino desde las Sierras Atlánticas.

Con una historia marcada por las raíces italianas, cepas poco habituales y un terroir único frente al Atlántico, Castel Conegliano se presenta como una de las bodegas más singulares de la flamante región vitivinícola de Mar del Plata.

Desde allí lanza sus líneas Prima Prova (espumantes), Il Pazzo y Primo Spritz, vinos en los que el terruño se expresa de manera fresca, contundente y elegante.

Es un proyecto nuevo y distinto, con particularidades que lo hacen único: se ubica en el partido de General Pueyrredón, a 40 km de Mar del Plata y goza de un clima oceánico que los diferencia mucho de otras regiones.

El proyecto nació para hacer Prosecco, por conexión con las raíces italianas de la familia, que tiene integrantes que también lo hacen en Italia.

La familia Chies está al frente del proyecto, con Melina Chies como representante y Mariano Cerdán en la enología, quien cuenta con experiencia en Chandon y Fin del Mundo. Como asesores acompañan Thomas Stahringer (enología) y Facundo Bonamaizón (agronomía).

Una historia con raíces italianas.

El nombre Castel Conegliano remite a la ciudad natal de los abuelos. “Castel” evoca ese castillo en la colina, una imagen que también inspiró el edificio de la bodega, encastrado en lo alto del viñedo dentro de la sierra.

“Papá no tomaba alcohol hasta los 40 o 50 años y se enamoró del Prosecco, porque no le resultaba agresivo. Los abuelos llegaron de Italia a mediados de 1900 y papá con sus primos (los Kiest y Di Giusto) trajeron los plantines del vivero italiano Racedo", explicó Melina.

Los Chies se propusieron elaborar Prosecco en Argentina, en homenaje a sus raíces. El proyecto arrancó con 14 hectáreas plantadas en 2019: 13 de Glera (una uva poco conocida en Argentina, con el antecedente de que Alfredo roca lo hace como vino tranquilo en San Rafael, Mendoza), una de Pinot Noir y media de Moscato Giallo.

La primera vendimia llegó muy pronto, en 2021, apenas dos años después de la plantación. Ante lo inesperado, montaron una bodega provisoria en un galpón y así elaboraron su primera cosecha. Actualmente la bodega está en terminación estando la parte operativa ya funcionando, con capacidad para 150.000 botellas.

Un terroir oceánico.

La finca se encuentra en Laguna La Brava, partido de General Pueyrredón a 40 km de Mar del Plata (para el INV llamada Paraje La Brava- una zona que se dedica mucho al cultivo de kiwi, palta, papas y girasol. El viñedo alcanza hasta 90 m de altura sobre el nivel del mar, en suelos calcáreos y clima oceánico, muy distinto al del resto de las regiones argentinas.

Tienen instalado un sistema por aspersión de defensa de las heladas y de riego por goteo, aunque tratan de trabajar el viñedo a la manera de secano, utilizando el riego solamente cuando las plantas son pequeñas o cuando las condiciones climáticas lo requieran.

Degustación y primeras etiquetas.

La presentación comenzó con un cóctel que en París llaman “Spritz parisisino, fresco, a base de jugo, licor de saúco, soda y Primo Spritz. Se trata de un espumante Extra Brut método Charmat lungo con 6 meses sobre lías, creado especialmente para coctelería. Es un espumante fresco, con notas de pera y manzana, muy versátil, entre 10,5 y 11º de alcohol.

Prima Prova 2021 Nature: elaborado con Moscato Giallo que aporta tipicidad y dulzura natural, bajo método champenoise, con 24 meses sobre lías. Más clásico y tradicional, se presenta como el primer Prosecco argentino y el primer espumante 100% bonaerense.



Prima Prova es la “primera prueba”, la exploración, el primer paso ante el descubrimiento.

Il Pazzo Pinot Noir 2022. Su nombre significa “el loco” en italiano y responde al perfil experimental que buscaban: levaduras indígenas, 12,5º de alcohol. "Tiene un perfil hippie y experimental, bien de la generación Z, con frescura y bajo alcohol. Queríamos hacer un Pinot Noir del lugar y en Argentina estamos aprendiendo a hacer Pinot", explicaron.

Buen color, fruta roja intensa, nariz excesivamente cargada, con muchas frutas típicas de la Patagonia (casis y ciruela negra) pero algo flaco en boca, por lo que la mitad fue a barricas muy usadas durante 3 meses y lleva casi un año en botellas donde va evolucionando. Es raro, se pasa de salado, y en nariz bastante terroso.

Prima Prova Extra Brut Atlántico.

Prosecco Glera 2023 (método tradicional). Nació por accidente: con 1.000 litros que no entraron en el Charmat, decidieron vinificarlo como champenoise. Fermento durante un mes y luego estuvo sobre lías, realizando la toma de espuma en enero. Estaba aún en estiba y todavía no se había degollado, salvo estas dos botellas que se trajeron para la degustación.



La Glera es sutil, dedicada, con notas a pera y manzana. Muy versátil para cualquier momento del día, con picadas, quesos o pizzas. Fácil de beber.

Tratamos de no caer en la fórmula y hacer cosas distintas. El color de la etiqueta es porque hay muchas rocas en la zona.


Un proyecto que recién empieza.

La bodega aún no abre al turismo, aunque su cercanía con Mar del Plata la convierte en un polo atractivo para el futuro. La idea de elaborar un Asti argentino también está en carpeta, confirmando que este proyecto está en plena exploración.

“Prima Prova significa la primera prueba”, explican desde la bodega. Y eso son hoy: vinos que no buscan fórmulas repetidas, sino caminos nuevos para un terroir que recién empieza a escribirse en la historia del vino argentino.

https://angelyvino.blogspot.com/2025/10/castel-conegliano.html

Imágenes: Ángel y vino blogspot.

https://angelyvino.blogspot.com/


sábado, 11 de octubre de 2025

MIRAS Loca Blanca 2024.


MIRAS Loca Blanca 2024
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Otra de las nuevas etiquetas de Bodega Miras consiste en un particular varietal de Loca Blanca proveniente de un viñedo Mainqué implantado en 1958 certificado orgánico y sustentable, como siempre la enología está a cargo del Lic. Marcelo Miras y la asistencia de su hijo Pablo Miras.

Esta línea de vinos, busca lograr varietales patagónicos frutados y con mucha frescura; solo se fraccionaron 1200 botellas de este vino blanco.

La cosecha se realiza de forma temprana para luego pasar a fermentar en tanques de manera tradicional, vinificado como blanco, sin los hollejos, con maceración corta y levaduras indígenas, finalmente se embotella sin filtrar.

Bodega: Miras

Zona: Mainqué – Río Negro.

Color: dorado brillante con presencia de gas carbónico.

Aroma: frutado de cítricos y ananá con muy buena integración de su alcohol. Volumen  medio de aroma.

Sabor: vivo y austero, con ataque seco y media a alta acidez. En la boca presenta un correcto equilibrio de tendencia centro - lateral con presencia de gas carbónicoSu graduación alcohólica es de 10º y cierra con persistencia media.

http://fabianmitidieri.blogspot.com/2025/10/miras-loca-blanca-2024.html

Publicado en Blog del vino patagónico de Fabián Mitidieri.

http://fabianmitidieri.blogspot.com/

viernes, 12 de septiembre de 2025

BODEGA HUMBERTO TRONELLI.

 


CARLOS TRONELLI, PRODUCTOR Y DUEÑO DE BODEGA TRONELLI. MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA RESPIRA EN LA BODEGA HUMBERTO TRONELLI, UN EMPRENDIMIENTO FAMILIAR QUE NACIÓ EN 1915 EN 1915 DE LA MANO DE CLEMENTE TRONELLI, APENAS TRES AÑOS DESPUÉS DE LLEGAR A LA ARGENTINA. CON ESFUERZO Y PASIÓN, COMENZÓ ELABORANDO VINOS CON UVAS COMPRADAS, HASTA QUE SUS PROPIOS VIÑEDOS DIERON VIDA A LA TRADICIÓN QUE HOY CONTINÚA.UBICADA EN STEFENELLI, LA BODEGA MANTIENE INTACTO SU ESPÍRITU DE TRABAJO EN FAMILIA. YA TRANSCURRIDOS MÁS DE 100 AÑOS, ES LA CUARTA GENERACIÓN LA QUE SE SUMA A ESTE LEGADO DE ESFUERZO, DEDICACIÓN Y AMOR POR LA TIERRA. CON VIÑEDOS EN ROCA Y GUERRICO, PRODUCEN VINOS Y ESPUMANTES DE CALIDAD, DONDE EL MALBEC SE DESTACA COMO EMBLEMA.“PRODUCIMOS LA UVA, EL VINO Y LO VENDEMOS. HACEMOS TODO EL PROCESO CON NUESTRAS MANOS”, CUENTA CARLOS TRONELLI, TERCERA GENERACIÓN AL FRENTE DEL PROYECTO. UNA HISTORIA QUE SIGUE CRECIENDO, CON VISITAS GUIADAS Y NUEVAS PROPUESTAS, PERO SIEMPRE CON LA MISMA ESENCIA: LA UNIÓN FAMILIAR Y LA PASIÓN POR EL VINO.



ROCA DE AYER Pichi Cafetero De Roca Graiber.

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El 26 de diciembre de 1912, Clemente Tronelli, fundador de la bodega, llegó a Argentina desde Italia. Tras residir temporalmente en la provincia de Buenos Aires, se estableció en el área conocida como pueblo viejo, hoy Stefenelli en General Roca. En 1915 inició la plantación y elaboración de sus primeros vinos con uvas compradas. Poco después, su esposa Francesca Moglianesi llegó al país desde Italia con sus dos hijos mayores.


Para la década de 1920 ya se encuentra construida la base de lo que es la actual bodega, tal como se muestra en la fotografía a continuación. En ella se observa a Clemente Tronelli y su esposa Francesca Moglianesi con su hijo Humberto Tronelli en brazos, quien tenía pocos días de nacido. En honor a él la bodega lleva actualmente su nombre: “Humberto Tronelli”.

En sus comienzos se elaboraban vinos de mesa en bordalesas de 200 litros y en damajuanas de 10 y 5 litros, incluyendo vinos blanco, rosado, clarete y tinto. Fué Humberto Tronelli quien continuó con la bodega, y actualmente su hijo, Carlos Tronelli, continúa con el legado. En 1991, Carlos comienza con la elaboración de los primeros espumantes y la reconversión de los viñedos para cultivar varietales. En 2003, se adquirió una nueva finca que también se reconvirtió para plantar Malbec, Merlot, Cabernet Franc y Torrontés.


Actualmente, Carlos y sus hijas, representando la cuarta generación, se dedican exclusivamente a la producción de vinos varietales y espumantes de alta calidad, ofreciendo una gama de 9 variedades de vinos y 4 tipos de espumantes.

BODEGA TRONELLI.

https://bodegatronelli.com.ar/index.html


Enlace de interés:

https://bodegatronelli.com.ar/index.html