miércoles, 9 de octubre de 2024

Mujeres al frente de bodegas de Río Negro y Neuquén: las líderes de los vinos de exportación.

Mujeres al frente de bodegas de Río Negro y Neuquén: las líderes de los vinos de exportación.

María Cruz, Ana y Patricia son directoras o CEO de empresas del rubro con llegada internacional. Una industria de muchas, pero con pocas en los puestos de mando.

María Cruz De Angelis, Ana Viola y Patricia Ortiz, directoras de bodegas en la región.

Mujeres, madres, profesionales, empresarias. Viajantes, multifacéticas y hacedoras de exquisitos vinos codiciados en el extranjero.  

Ellas son dueñas de viñedos en hectáreas productivas de Río Negro y Neuquén, pero también de importantes cadenas de industrialización y valor. Lo que las hace distintivas es que las tres son líderes de grandes equipos de trabajo, jefas y máxima autoridad en sus bodegas -empresas- familiares.  

En un rubro donde predomina la presencia masculina en los puestos de mando, María Cruz De Angelis de Bodega Aniello, Ana Viola de Malma y Patricia Ortiz de Wapisa; sobresalen. Son poseedoras y herederas de historias familiares de antaño y también referentes del rubro en asociaciones nacionales.  

María Cruz tiene 47 años, nació en Buenos Aires y es ingeniera agrónoma. Mamá de Isidro, es la CEO de Bodega Aniello, ubicada en la localidad de Mainqué, Río Negro. Viaja todos los meses desde Buenos Aires al Valle y se encarga de las exportaciones, el area comercial, atención de someliers internaciones, el enoturismo, las finanzas, la producción y la liquidación de sueldos. 

En 2005 se fue a trabajar a una empresa irlandesa y a los dos años volvió al país para liderar un proyecto de seguimiento satelital de pasturas. En 2015 tomó el puesto de gerente comercial de la bodega familiar hasta 2017 cuando asumió el cargo de directora general de la bodega que hoy exporta a Estados Unidos, Francia, Brasil, Rusia, Inglaterra, Australia, Malta y Perú.

“Aniello es un emprendimiento familiar que busca resaltar nuestros orígenes italianos de tradición vitivinícola en Sorrento», contó. Las sirenas, los viñedos, el agua y por supuesto el vino, unen un legado familiar de más 100 años. 

Ana Viola tiene 46 años y es de Cipolletti, mamá de dos hijos. Es CEO de la bodega Malma de San Patricio del Chañar y presidenta de la Cámara de Bodegas de la Patagonia. De profesión médica, optó por la vida rural. 

Su padre empezó con el diseño y ejecución del polo vitivinícola de esa localidad y cuando se recibió la bodega estaba produciendo sus primeros vinos. “Junto con mi hermano Julio y mi marido Pedro, empezamos a armar la parte comercial en Buenos Aires tanto para mercado interno como para exportaciones”, contó.

Poco a poco se apasionó y el proyecto la cautivó. Cursó una maestría en Gestión de Empresas Agroalimentarias y ahora mismo estudia Agronomía en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).  

“Mi familia me honró con la responsabilidad y el privilegio de ser la CEO de la bodega”, contó. Fue en 2019, luego de haber sido parte de las áreas comercial y de marketing desde Buenos Aires, mientras cursaba medicina. Desde 2021 retornó al valle.  

Para Ana, uno de los desafíos principales es revalorizar el rol del productor local. “Que nuestro lugar de origen no sea usurpado por empresas que quieren usarlo como una marca, es una meta que me desvela”, dijo y agregó: “Quiero que solo los verdaderos productores de Patagonia podamos usar su nombre en las etiquetas”. 

Malma comenzó a producir vinos en 2004 y exportan a Estados Unidos, Reino Unido y Brasil y otros países de América, Europa Continental y Asia. Hoy el enoturismo es su fuerte e invita a vivir una experiencia única. 

Patricia Ortiz tiene 65 años y nació en Buenos Aires. Tiene cinco hijos y vive sus días repartida entre Mendoza, Río Negro y Capital Federal.

De profesión médica, hace 21 años dirige el proyecto familiar de bodegas «Fincas Patagónicas”. Es presidenta y CEO de la empresa, directora de la bodega Wapisa de San Javier, Río Negro; una de las ocho que posee con su familia.  

Patricia fue presidenta de “Bodegas Argentina”, la Cámara Nacional de la Industria Vitivinícola por dos períodos y desarrolló el programa de consumo responsable, Widening Moderation. Es que desde la medicina se especializó en adicciones en Estados Unidos y también estudió Psicología Social. 

Ella se embarcó en el mundo de las fincas y los vinos en 2003 junto a su esposo, lo que significó el inicio de una “aventura”.

Hoy contamos con siete fincas en Mendoza y una en Río Negro, en el sur de Viedma, en San Javier”, contó y ella misma se hizo cargo de la operación. Formaron un equipo y ya son 170 personas quienes llevan adelante los proyectos. 

El rol de las mujeres en la producción y la industria


Patricia Ortiz dijo que en bodegas argentinas, la estadística muestra que en la industria vitivinícola “hay más mujeres con más formación que hombres, pero los puestos jerárquicos en general no están ocupados por ellas”, planteó.

“Hay una presencia importante de mujeres hoy a nivel agroindustrial, no siempre ocupando los puestos más altos”. Patricia Ortiz, bodega Wapisa en San Javier, Río Negro.

“Yo no creo en el techo de cristal”, opinó la dueña de la bodega Wapisa. “A veces veo es que para una mujer es más difícil llegar por los compromisos familiares que asume», dijo, como el cuidado de los hijos, los padres y la casa.  

Para María Cruz De Angelis, las ciencias agrarias es un ámbito de predominancia masculina en el que se han abierto puertas. “Hoy las mujeres tomamos roles de liderazgo y ocupamos puestos de toma de decisiones, pero no dejamos de ser una minoría que muchas veces se sigue viendo como el género débil”, postuló. 

“Muchas veces pareciera que la maternidad y la mujer como profesional no son compatibles, y creo que todavía hay mucho para limpiar de estas creencias”. María Cruz de Angelis, bodega Aniello en Mainqué, Río Negro.

Para Ana Viola, en una empresa tipo corporación sucede que la familia tiene que elegir quién dedica más tiempo a los niños y quién a asegurar ingresos. En estos casos, “hay una decisión en favor de la carrera del hombre”, dijo, basada en la cuestión biológica que tiene que ver con la maternidad. “Seguramente en el futuro irá equiparándose, y la tecnología es una gran aliada en ese sentido”, aseguró.   

“Hay cambios que se van instalando con mujeres en puestos importantes. No es algo exclusivo de la producción es un fenómeno más general, en Argentina y países occidentales”. Ana Viola, bodega Malma, San Patricio del Chañar, Neuquén.

María Cruz de Angelis, bodega Aniello en Mainqué, Río Negro.




Ana Viola, directora de la bodega Malma.

Patricia Ortiz, directora de bodega Wapisa.

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Publicado en Diario Río Negro.

Imágenes: Diario Río Negro.

https://www.rionegro.com.ar/sociedad/mujeres-al-frente-de-bodegas-de-rio-negro-y-neuquen-las-lideres-de-los-vinos-de-exportacion-3823927/ 

POR FLORENCIA BARK.


viernes, 4 de octubre de 2024

LA MULTIPLICACIÓN DE LA GARNACHA: CÓMO SON ESTAS UVAS TINTAS Y BLANCAS QUE AVANZAN EN LAS GÓNDOLAS.


LA MULTIPLICACIÓN DE LA GARNACHA: CÓMO SON ESTAS UVAS TINTAS Y BLANCAS QUE AVANZAN EN LAS GÓNDOLAS.

Es un varietal en ascenso, pero con diferentes personalidades. En esta nota, las claves para saber qué características tiene y qué matices ofrece.

Por Joaquín Hidalgo.

Hagamos memoria: ¿desde cuándo escuchamos hablar de Garnachas en Argentina? ¿Cinco, diez años? Como mucho. En los últimos tiempos es un varietal del que cada vez se ven más en la góndola. Ahora se le atreven grandes jugadores, incluso. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de Garnacha o Grenache?

Empecemos por las precisiones. Existen varias Garnachas. Unas son blancas, otras tintas. En general se las denomina Garnacha Tinta y Garnacha Blanca, con sus versiones en francés, Grenache Noir y Grenache Blanche, y una prima remota a la que se suele confundir debido al nombre, conocida como Garnacha Tintorera.

La Garnacha tinta es la sexta uva más plantada a nivel global si hablamos de las variedades de vinificar. Si incluimos también a las de consumo en fresco, desciende al puesto número diez, con unas 160.000 hectáreas en el mundo.

Pero decir el mundo es un poco caprichoso, porque en rigor la Garnacha tinta reina en el área mediterránea, con unas 81.000 hectáreas en Francia y unas 59.000 en España.

La Garnacha tinta es la sexta uva más plantada a nivel global.

En el resto del mundo se encuentra bastante atomizada. Sólo para tener una comparación, en Argentina hay unas modestas 34 hectáreas. La distancia con los países mediterráneos es enorme.

En nuestro país, sin embargo, viene creciendo, mientras que en el resto del mundo se achica. Y hay una razón concreta para ello. La Garnacha es una uva que permite elaborar vinos frutados, con paladar de elevada acidez, en dos vertientes muy marcadas: están los que embotellan Garnachas ligeras como un Pinot Noir, y quienes exploran la vertiente más apretada y concentrada.

Ahí está una de las claves para que hoy esta uva esté en ascenso entre los consumidores, y no sólo de Argentina. Permite llegar a vinos maduros con un paladar de frescura elevada, lo que supone una ecuación rara para las variedades bordelesas, como Cabernet Sauvignon o Merlot. No en vano está tan adaptada al Mediterráneo.

La Garnacha en climas cálidos y solares.

Debido a ese balance en zonas donde el sol quema la piel de otras uvas y las vuelve muy maduras, con notas de mermelada, la Garnacha consigue retener una acidez deliciosa, aún cuando el perfil sea sobremaduro y licoroso. Esa característica es la que empuja a los productores a explorarla a nivel local.

La multiplicación de la Garnacha: cómo son estas uvas tintas y blancas que avanzan en las góndolas


En Argentina hay unas modestas 34 hectáreas.

Desde Salta, donde hay unos pocos vinos, hasta Valle de Uco, donde se concentra la oferta de Garnacha en nuestro país, hay varios elaboradores que están haciendo sus primeros palotes con Garnacha.

Si entre los pioneros está Ver Sacrum y Finca Los Cardones, luego sigue un pelotón de productores entre los que ya se cuelan bodegas de escala como El Esteco y, próximamente, Luigi Bosca.

GSM y otros cortes por el estilo.

Más allá de los vinos varietales, es en los cortes de base mediterránea donde la Garnacha aporta buena parte de la magia y frescura. Conocidos por la sigla GSM –de Garnacha, Syrah y Mourvedre– este corte mediterráneo tiene varias ventajas y otras tantas variantes.

Entre las ventajas, está el perfil delicado y de intensidad que ofrece, con unos taninos modestos que apuntalan el paladar sin apretar.

La multiplicación de la Garnacha: cómo son estas uvas tintas y blancas que avanzan en las góndolas.

Es en los cortes de base mediterránea donde la Garnacha aporta buena parte de la magia y frescura.

Entre las variantes, el Syrah y el Mourvedre a veces son reemplazados por otras uvas mediterráneas, como Carignan, o Malbec en nuestro medio.

Cualquiera sea la forma, la Garnacha destaca como una uva que permite, en climas como el nuestro, ofrecer fruta y acidez. Por eso suele usarse para vinos rosados, también.

En suma, es una tinta versátil y de carácter que gana adeptos en nuestro país y que, en el mundo, tiene fans y vinos famosos. Probarla puede ofrecer una nueva paleta de sabores.

Un drink team de Garnachas en Argentina se compone de Ver Sacrum, El Esteco Edición Limitada, Alma Gemela, Los Cardones Tigerstone, Desquiciado, Laborum Pequeñas Fermentaciones, Ruca Malen Capítulo Dos y, pronto, Luigi Bosca Apuntes.

También vale la pena descubrir De Moño Rojo, Corazón de Sol Luminoso, Develado Syrah Garnacha y DV Catena, que la combina con Malbec, y el recién lanzado Bianchi Winemaker Selection GCM, con Cabernet Franc y Malbec.

La última cosecha.
La última cosecha.

La multiplicación de la Garnacha: cómo son estas uvas tintas y blancas que avanzan en las góndolas.

JOAQUÍN HIDALGO.

Es periodista y enólogo y escribe como cata: busca curiosidades, experimenta con formatos y habla sin rodeos de lo que le gusta y lo que no. Lleva más de veinte años en esto. Lo leen en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) o bien en medios nacionales, como La Nación y La Mañana de Neuquén. Desde 2019 es el crítico para Sudamérica de Vinous.com (EE.UU.).

Por Joaquín Hidalgo -1º de octubre del 2024- Vinómanos.

Publicado en Vinómanos.

Imágenes:  Vinómanos.

https://vinomanos.com/2024/10/vino-varietal-garna

martes, 1 de octubre de 2024

La historia oficial de Bodega Miraluna. Una familia emprendedora haciendo vino en Cachi, Salta.

La historia oficial de Bodega Miraluna.

Una familia emprendedora haciendo vino en Cachi, Salta.



H
abía visitado Miraluna en 2022 pero sin llegar a conocer a sus dueños. Por eso, esta vez aproveché un viaje a Salta para encontrarme con Lucas y Carlos Urtasum, miembros de la familia fundadora de una bodega que se destaca por sus Merlot salteños.

La historia de los Urtasun con el vino es muy particular porque, como dice Carlos (72) llegaron al vino "de casualidad". Ellos son de Sarandí, Provincia de Buenos Aires, donde el abuelo fue uno de los fundadores, junto a Humberto Grondona, del club de futbol Arsenal, llegado a ser presidente del club y uno de los hermanos de Carlos jugador del primer equipo.

Pero cuando fallece el abuelo dejan de formar parte de la comisión directiva del club, pese a los pedidos de Grondona, y el tío se convierte en preparador físico del equipo técnico de José Pekerman (hoy es uno de los inversores en Miraluna).

Para ese entonces, Carlos y su esposa Marcela ya habían incursionado en la gastronomía y abren en San Telmo el mítico Café del Tiempo, que fue parte importante de la vida cultural de esa época con presencia de numerosos artistas y músicos.

Por un tiempo también Carlos se dedicó a la fotografía, colaborando en el estudio de fotografía de sociales de su suegro, quien había llegado desde Salta de donde era oriundo. También incursiona con otros locales gastronómicos con bastante suceso, pero cuando llega la hiperinflación del 2001, las cosas se ponen difíciles y deciden mudarse a Salta.

Es así que prueban retomar el Café del Tiempo, pero ahora en un local de la calle Balcarce, cercano a la estación de tren desde donde partía el "tren a las nubes", una zona que por entonces ni se acercaba al glamour y el movimiento de peñas y locales gastronómicos que hoy ostenta.

El aporte de Lucas, que es músico, fue proponer la actuación de conjuntos musicales de estilos distintos al predominante folclore de las peñas, incorporando blues, jazz, bossa nova, rock y otros ritmos, que hicieron que los locales les dieran respaldo y sostuvieran la concurrencia. Por otro lado, incentivó, dentro de la importante cultura musical tradicional en la provincia, el nacimiento de otros frentes como la sinfónica y el ballet estable y la llegada de artistas a la Capital salteña desde todo el mundo.

El café del tiempo alcanzaba la impronta de un centro cultural que recibía artistas de distinto bagaje, a lo cual se le sumó una buena gastronomía.

Lucas y Carlos Urtasun

Ello los impulso a la apertura de otros dos restaurantes más, que luego venden y posibilitan la inversión en uno de los sueños de la familia: adquirir una finca en la cual comenzar un proyecto a largo plazo que permitiera consolidarse como un lugar de reunión para ellos, sus hijos y sobrinos, que son diez en total.

El lugar elegido fue Cachi, porque Carlos y su esposa Marcela gustaban visitar la zona para sacar fotografías. Allí toman conocimiento de la venta de una finca que solo tenía un ranchito y unas pocas hectáreas con cultivos agrícolas. Suman a su hermano al proyecto y la compran, construyendo dos cabañas y, en un momento, deciden pasar de los cultivos de tomates, ajo y porotos a un cultivo de ciclo anual como es la vid, ya que, al no vivir permanentemente en el lugar, les resultaba menos demandante.

Los motivó una simple razón: rodear las cabañas del paisaje de viñedos, pero sin tener idea alguna de lo que significaba hacer vinos, en ese momento.

Obtienen el asesoramiento de Luis Asmet (por entonces en Bodega El Porvenir) con la premisa de plantar un viñedo de calidad y, por conocimiento de un amigo de Payogasta que era cuñado de los dueños de vivero Mercier de Mendoza, junto con los Isasmendi, compran un lote de plantas de Malbec, Tannat y Merlot.

"En 2007 en la zona había muy pocos viñedos con uvas de calidad: los del Payo Durán en El Molino de Durán y uno reciente, de 2006, de Cristian Gotz", rememora Carlos, a la vez que recuerda, como si fuera hoy, las instrucciones para plantar: "orientación Nor-Noroeste, 2 metros entre líneas, 1,15 metros entre plantas y un pozo de 50 cm de profundidad relleno con guano”.

Las cosas no fueron fáciles al principio, las plantas de Merlot que habían pedido no les llegaron y descubrieron que, por error, habían sido descargadas en lo de los Isasmendi: "venían en unas macetitas biodegradables y estaban semi secas, porque habían quedado sin regar. Las plantaron y sufrieron bastante la adaptación, al punto de que no crecían casi nada".

Carlos no las arrancó solo porque su hijo Facundo confiaba en ellas y le decía que la uva era rica, por lo que solo sacó 500 de las 1.500 en total. El tiempo demostraría que ese fue uno de los grandes aciertos de los Urtasun.

Luego las liebres (que en la zona son enormes) se comían los brotes, lo cual los obligó a alambrar todo el perímetro. Pero no todo eran dificultades, les habían dicho que las plantas en el primer año iban a crecer solo hasta el primer alambre, pero en poco tiempo superaban el segundo, pasando los dos metros de altura. Carlos recuerda con gracia que el agrónomo Luis Perotto le dijo “tenés un culo bárbaro”, en referencia a lo fértil del lugar. Ese primer verde les permitió cosechar 400 kg, algo impensado antes, para esa primera hectárea plantada. 

Eso los animó y al año siguiente, en 2008 sumaron otra hectárea de Malbec y 1.500 plantas de Merlot, y de lo original obtuvieron 1500 kg que dieron un vino de muy buen potencial de calidad. Por ello, en 2008 luego de producir 6.000 kg deciden hacer la bodega propia, con dos tanques de acero inoxidable.

Cuentan que la ventaja del lugar es “la tierra”, que contiene lajas, y es la única pegada a la ladera de la montaña y que recibe el sol de frente todo el día.

El proyecto continuó creciendo, con el agregado de otras cabañas, hasta llegar a diez (las necesarias para albergar a todos los miembros de la familia) y convertirse en uno de los primeros alojamientos eno-turísticos de la zona de Cachi, con 3,5 ha plantadas.

A ello suman la reciente adquisición, a 7 km de distancia, de una nueva parcela llamada Finca Chica en la que se han plantado otras 3,5 hectáreas con Malbec y Merlot, las cepas que los identifican en sus vinos, los cuales desde 2014 son elaborados bajo la batuta del enólogo mendocino afincado en el NOA, Daniel Heffner.

Esos comienzos sin identificación original con el vino se han transformado. Lucas hizo la carrera de sommelier y su padre Carlos afirma: “el mundo del vino es muy lindo, es apasionante”. La familia vive en Salta capital, pero se alternan viajando todas las semanas a Cachi siguiendo de cerca el emprendimiento. El agrónomo es Marcelo Ramírez (de la familia que fue dueña de Bodega Humanao).



Cerramos el encuentro con una novedad, probando 30 Lunas, el nuevo vino icono de Bodega Miraluna, que se ubicará dentro de la línea de alta gama llamada Tata Dios: un blend de 70% de Malbec 2018 y 30% Merlot 2017, que tienen un paso por barrica de 30 y 50 meses, respectivamente.

Una de las cosas que más nos gusta en este blog es reseñar estas lindas historias, de una familia de Buenos Aires que se muda al norte y sin haberlos soñado antes termina siendo protagonista del mundo del vino. 


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Publicado en

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